Spot ¿stop?

Yo sí. Por esa razón me ha llamado la atención un spot que se emite por televisión advirtiendo del peligro

Yo sí. Por esa razón me ha llamado la atención un spot que se emite por televisión advirtiendo del peligro del consumo de drogas.

En él se reproduce mi sueño, pero el protagonista ahora es un joven que descubre la situación en que se encuentra al encender su mechero.

Así debe encontrarse alguno de los miles de jóvenes que se han introducido en el consumo de drogas y tiene la oportunidad, rara oportunidad, de ser consciente por un fogonazo, un segundo, de inteligencia que le puede regresar a la vida si sabe aprovecharlo.

He trabajado para campañas sobre la droga y sus consecuencias en los jóvenes y se que el spot expone con dureza una realidad que no parece afectar a sus heavy user.

Como sucede con la crudeza de las campañas de tráfico que, por duras que sean, no evita la mortal relación que desgrana, lunes a lunes, la Dirección General de Tráfico.

O la llamada en forma de spot al reconocimiento del Otro que es desmentida por el video de la agresión alevosa en el metro que sufre una joven de origen hispanoamericano
spot, spot, spot, suspensivos.

De suspenso.

Porque yo me pregunto: si el spot es un formato publicitario y la publicidad trasmite al mercado imágenes euforizantes (gracias, Antonio Caro, por el término) de satisfacción de necesidades consumistas, éxito, liderazgo y, en suma, de objetivos de mercadotecnia
spot, spot, spot
¿No es posible que la cómoda utilización de técnicas propias del lenguaje publicitario, que no del institucional, esté mediatizando a la baja los resultados de los mensajes emitidos por las instituciones?
La importancia de los objetivos a conseguir ¿no merecería el esfuerzo de investigar la posibilidad de una alternativa más eficaz de comunicación?

(*) EduarDo Oejo es asesor de Comunicación Visual
oejovisual@yahoo.es