L4 CR3471V1D4D

Ya que, a menos que aparezca San Cuponazo, nadie va a salvarnos de la necesidad de ganarnos nuestro sueldo… ¡¡hagamos

Ya que, a menos que aparezca San Cuponazo, nadie va a salvarnos de la necesidad de ganarnos nuestro sueldo… ¡¡hagamos nuestro mundo más ALEGRE!!

Comencemos con… UNA SONRISA a la entrada del trabajo (¡a es@s recepcionist@s tan simpátic@s y necesitad@s de una dosis extra de All-Bran!).

Y ¿qué tal si nos ubicamos un póster motivante frente al escritorio? Sabéis de aquel ginecólogo que tenía un póster de George Clooney en el techo para hacer simplemente más estimulante la entrada del pico-pato. ¿Será leyenda urbana?

Derrochemos sonrisas a diestro, siniestro y ¡ambidiestro!, hacer la prueba, se contagia. 😉

CHECKING: ¿SERÁ QUE ERES CREATIVO? ¿No te aburres fácilmente? ¿Te gusta el riesgo? ¿No te gustan las normas? Continuamente preguntas ¿y si? ¿Te confundes mucho? ¿Colaboras? ¿Eres generos@? ¿Eres independiente? Experimentas… pruebas… experimentas… pruebas… experimentas. ¿Te automotivas? ¿Trabajas duro? ¿Nunca estás sol@?

“Papá, ¿por qué el cielo es azul?”, “Mamá, ¿por qué no somos todos iguales?”, “Papá, ¿a qué huelen las nubes?”, “Mamá, si los papás de Juan son negros, ¿por qué Juan es blanco?”
Hasta el infinito y más allá podríamos seguir… Un hecho, sin duda, bien recordado por padres, abuelos, tíos, primos, vecinos… Los niños entre los cuatro y los ocho años formulan un promedio de treinta y tres preguntas por hora, ¡33 preguntas por hora! (Branderburg y Boyd, cit. por Marina, 1993). Esto nos hace ver que tenemos una fluidez y una agilidad de procesamiento pasmosas. Poco a poco esta fluidez se va atrofiando: padres, abuelos, tíos, primos, vecinos, profesores, videoconsolas, móviles, tablets… van haciendo callar al niño curioso que llevamos dentro.

¿EMPEZAMOS?Tiempos grises en los que, probablemente, no podamos cambiar los acontecimientos pero SÍ la forma de enfocarlos: ¿qué tal si recuperamos a ese niño que llevamos dentro?, ¿qué tal si re-aprendemos a sacar partido de un simple “palo”?

Recuperemos nuestra curiosidad, utilizando técnicas como:
“Listado de atributos” (Crawford, 1931): “Delante nuestro tenemos una caja cuadrada cuadrada, de tamaño mediano, de color rojo brillante, de material metálico. ¿Qué tal si volvemos la caja piramidal?”
“Tormenta de ideas” (brainstorming; Osborn, 1963): “Pretendemos aumentar el número de socios de la biblioteca, ¿qué hacemos? ¿Nos llevamos la biblioteca a la cafetería?”
“Sinéctica” (Gordon, 1961): “¿Qué característica de una conversación personal se podrían aplicar a un teléfono móvil? ¿Y si el móvil nos devolviera un feedback?”
“Seis sombreros para pensar” (De Bono, 1999): “Reunión de equipo sobre propuestas para aumentar el consumo de bebidas isotónicas. ¿Qué tal si nos ponemos cada uno el sombrero de un color?”

Tanto hablamos de creatividad que se ha convertido en el karma nuestro de cada día; tanto desarrollo de la iniciativa y la actitud emprendedora y tan poco la practicamos…
Cualquier empresario que incluya la creatividad como método de trabajo, sin duda, está inyectando un antídoto para el aburrimiento en sus trabajadores, una fuente de motivación y, por supuesto, un caldo de cultivo para la excelencia (Marina, 2013).

En la práctica organizacional la creatividad es un recurso obligado. La empresa es un lugar de iniciativas, de innovación, de búsqueda, de adaptación. Muchos de los puestos de mayor responsabilidad en una organización empresarial, política o asistencial, exigen de sus ocupantes perfiles altamente creativos. Otros no.

Adicionalmente, la creatividad es una variable de relevancia extrema en el mundo de las artes, el diseño y la publicidad.

EL RETO. Normalmente, a TODOS se nos ocurren infinidad de ideas, PERO no podía ser tan fácil… 😉 El gran reto descansa en saber evaluarlas para distinguir las buenas de las malas ideas, de hecho, más de las tres cuartas partes de un trabajo bien hecho consiste en rechazar ideas y propuestas. El genio se hace con un 1% de talento y un 99% de trabajo (Einstein)
.

Luchemos contra la esterilidad mental, despertemos nuestras mentes, despertemos al niño que llevamos dentro y comencemos de nuevo a preguntar, investigar, experimentar, errar. Sigamos APRENDIENDO… y sin temor alguno.

“Cuando el miedo entra por la puerta, la creatividad sale por la ventana”

Como indicaba Ericcson con tan solo unas diez mil horas conseguiremos la pericia en cualquier actividad… ¡Tranquilos! Con menos horas ya habremos conseguido una creatividad básica.

Y, ¡por supuesto!, déjense tiempo para no hacer nada, ¡NADA!, el estrés ha sido siempre mal compañero de la creatividad.
😉

(*) Brett Poblet Herráez, sales team leader de Holmes Place Alegra.