Antes del comienzo de la crisis sanitaria originada por el coronavirus en nuestro país, el sector de las telecomunicaciones se hallaba ultimando los preparativos para presentarse a la subasta de espectro de la banda de 700 MHz, destinada a la conexión 5G móvil. La considerada protagonista entre las tecnologías de este 2020 cuyo despliegue, sin embargo, se retrasará a causa del COVID-19.
A finales de marzo, el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital trasladaba a la Unión Europea su decisión de retrasar la liberación de la banda ancha de 700 MHz, el segundo dividendo digital, y la consiguiente subasta del espectro, paralizando así el despliegue de la próxima generación de red móvil. Un aplazamiento que las operadoras vieron con buenos ojos.
El retraso en el tiempo del despliegue de la tecnología 5G sumado a las consecuencias económicas que estaría dejando el COVID-19 podrían no impactar, sin embargo, en las partidas destinadas a dicho desarrollo tecnológico.
Según datos del estudio ‘Sentimiento del comprador europeo de IT’ de IDC, un 58% de la inversión dirigida al 5G continuará y/o aumentará en el próximo trimestre. Y sólo un 30% de encuestados cree que descenderá.
Desde la consultora también destacan las fuertes intenciones que prevalecen entre las compañías europeas de invertir en esta tecnología a largo plazo, gracias a los beneficios que trae consigo y los avances que ocasiona en otras tecnologías como la computación en la nube, la computación en el borde de la Red (‘edge computing’) o la analítica.
Subastas elevadas y nuevos impuestos
Además de la subasta, la crisis sanitaria ha eclipsado otra de las preocupaciones que hasta marzo asomaban entre las teleco: las inversiones, que podrían resultar más altas que lo estimado en un principio por éstas.
Las subastas celebradas en Alemania e Italia dejaron como precedente un precio que resultó más elevado que lo esperado por los gobiernos alemán e italiano. La recaudación prevista en la subasta por el ejecutivo de Angela Merkel, de 5.000 millones de euros, alcanzó los 6.000 millones en algo menos de dos meses, mientras que la realizada en 2018 por la administración de Giuseppe Conte superó en más de 4.000 millones de euros, los 2.500 millones estimados.
En principio, las inversiones destinadas a la implantación del 5G en nuestro país no deberían resultar más altas que las realizadas cuando la instalación del 4G. En declaraciones a IPMARK, Antonio Conde, director de innovación y transformación digital de Cisco, señala que “aunque la complejidad técnica de 5G es mayor que 4G, la tecnología de red ha avanzado mucho, por lo que la inversión en redes de 5G podría ser incluso inferior a la de 4G, aunque dependerá de cada caso”.
Uno de los aspectos que podrían elevar la partida destinada a ésta serían los impuestos. En febrero, DigitalES, la asociación que reúne a las principales empresas de telecomunicaciones y tecnología, alertaba que el impuesto medioambiental planteado en Cataluña podría perjudicar las inversiones destinadas a desplegar fibra óptica y 5G en la comunidad. Una actividad que, a su juicio, “no genera daño medioambiental”.
Fuentes del sector explican, asimismo, que estas tasas podrían repetirse en otras comunidades. Una mayor inversión que repercutiría, sugieren, en un mayor precio de comercialización. Habrá que esperar a la subasta del espectro de la banda de 700 MHz, aplazada a otoño, y el consiguiente despliegue para comprobarlo.
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