Durante años, las marcas han evitado producir contenidos en vídeo por los altos costes y la baja rentabilidad, tanto en sus redes sociales como en las creatividades de sus campañas o en su web. Sin embargo, en 2026 ese modelo de contenido estático ya no funciona.
La razón es simple: las marcas ya no compiten solo entre ellas, compiten contra el feed. Y en ese feed, el contenido generado por personas reales, por influencers, ha ganado claramente la partida. En este contexto, el UGC para las marcas ha pasado de ser una tendencia a convertirse en una infraestructura básica de marketing digital.
Del “contenido bonito” al “contenido que funciona”
Las plataformas sociales y los entornos de paid media han impuesto una nueva lógica basada en formatos reales que conectan, mayor variedad, más testing, más velocidad y precios asequibles. “El error de muchas marcas ha sido seguir pensando en creatividades finales, cuando el entorno digital exige flujo constante de creatividad”, explica Miguel Palau, cofundador de Hicari. “Las marcas siguen utilizando creatividades estáticas para sus campañas, fotos para sus publicaciones de Instagram”, concluye.
Es aquí donde el UGC para marcas cobra su sentido real: permite crear vídeos más rápidos, más cercanos y más alineados con el lenguaje nativo de cada plataforma. De cada persona, porque conecta lo real.
Por qué el UGC funciona (y no solo por autenticidad)
Reducir el éxito del UGC a que “parece más real” es quedarse corto. Los datos que manejan plataformas UGC como Hicari apuntan a razones mucho más estratégicas, como un mejor rendimiento en paid media gracias a la rotación creativa, la reducción de la fatiga publicitaria, una mayor facilidad para testear mensajes antes de escalar inversión y un mejor encaje con audiencias saturadas de publicidad tradicional.
“El UGC no gana porque parezca improvisado, gana porque es flexible”, apunta Gonzalo Ballesteros, cofundador de Hicari. “Permite a las marcas adaptarse en tiempo real a lo que el usuario responde, no a lo que el comité aprueba”.
El principal freno: la ejecución
A pesar de sus ventajas, muchas marcas siguen sin integrar el UGC de forma estructural. “No estamos valorando trabajar con UGC”, comentan algunas marcas grandes cuando se reúnen con ellos, según explica Ballesteros. Tras analizar sus redes sociales, detectan perfiles con fotos estáticas que apenas logran dos ‘me gusta’ de media, mientras mantienen campañas sociales con imágenes de folleto de tienda.
“En Hicari tienes vídeos editados y listos para usar en tus canales desde 60 euros, con una media de cuatro días de entrega y que permiten a las marcas sacar varias piezas de contenido a la semana”, explica Miguel Palau. “No probar el formato es no querer mirar para otro lado y no ver la realidad de lo que funciona y demandan los usuarios”.
Otras marcas sí valoran el UGC, pero no arrancan por motivos operativos, como la dificultad para encontrar creadores fiables, los largos tiempos de búsqueda y negociación, la falta de control sobre entregas y derechos o unos costes poco transparentes.
Ante este escenario, Hicari nace para resolver este cuello de botella, proponiendo un modelo de plataforma UGC más agencia UGC ad-hoc que permite a las marcas trabajar el contenido generado por creadores como un sistema y no como una acción puntual.
“El UGC no debería depender de la suerte o de contactos sueltos”, señala Miguel. “Debe ser tan planificable como cualquier otra línea de marketing”. En 2026, el UGC ya no es solo un recurso para social media.
Se ha convertido en una herramienta clave para equipos de paid media que necesitan volumen creativo constante en vídeo, para equipos de social media que quieren complementar su estrategia de contenidos, para agencias de marketing que buscan escalar sin ampliar estructuras y para departamentos de marketing que deben justificar resultados, no estética.
Cada vez más agencias utilizan plataformas como Hicari para generar decenas de variaciones creativas al mes, manteniendo la estrategia en casa y delegando la producción. “No se trata de reemplazar a nadie”, afirma Gonzalo. “Se trata de permitir que cada perfil se centre en lo que mejor sabe hacer, que es pensar, analizar y decidir, y dejar a los creadores hacer su trabajo”.
Más allá de las redes sociales
Otra de las claves del UGC en 2026 es su uso más allá de Instagram o TikTok. Las marcas están integrando vídeos UGC en landings y páginas de captación, fichas de producto o servicios, campañas de retargeting, email marketing, comunicación y captación B2B y SEO. Este enfoque confirma que el UGC no es un formato aislado, sino un lenguaje adaptable a todo el funnel.
2026, el año en que el UGC deja de ser una prueba
Las marcas que no utilizan UGC en su estrategia están en 2019. Las que siguen tratando el UGC como un experimento puntual llegarán tarde. Las que lo integren como parte estructural de su marketing ganarán velocidad, aprendizaje y ventaja competitiva.
“El futuro no es producir menos errores, es aprender más rápido que tu competencia”, concluye Miguel Palau. “Y para eso necesitas contenido que puedas crear, medir y ajustar sin fricción. Necesitas testear formatos, guiones, diferentes caras (creadores) y, después de todo esto, seguir iterando”, reconoce.
En este contexto, el crecimiento del UGC para marcas y de plataformas como Hicari no responde a una moda creativa, sino a una necesidad real del mercado.
