Soporte corporal, así es como lo han bautizado en Poko Frecuente. Según Daniel Aguirre, director de la agencia, se trata de publicidad a flor de piel, de una modalidad que actualiza la idea del hombre-anuncio. “Es quizás el soporte más completo de cuantos ha conocido la publicidad: llamativo, novedoso, móvil, interactivo, cercano, inteligente y ecológico, añade Joan Alvares, impulsor del proyecto.
Cualquier persona, independientemente de su aspecto físico, puede ofrecerse como soporte. Será el anunciante quien, en función de su target y del mensaje, elegirá un perfil en particular. La única condición es que sean “personas extravertidas que, por su trabajo o estilo de vida, frecuenten sitios concurridos.
La duración de las campañas será normalmente de un mes y en ningún caso se considerarán propuestas que impliquen tatuar una marca de forma permanente. Tampoco se aceptarán mensajes políticos o religiosos, contenidos sexuales ni publicidad de alcohol o tabaco.
Uno de los casos más notorios de la eficacia del soporte corporal es el protagonizado por Andrew Fischer y unos laboratorios farmacéuticos. El universitario recibió 37.000 dólares tras subastar su frente como espacio publicitario. Durante cuatro semanas llevó dibujado en la frente el logo de SnoreStop, un medicamento contra el ronquido. La farmacéutica logró duplicar sus ventas.
