La nueva oficina

"La transformación  que estamos viviendo a causa del coronavirus, está generando cambios sin precedentes en diferentes entornos. El mercado laboral ha sido uno de los más afectados y en el que con mayor urgencia hubo que adaptarse a una nueva realidad. La rápida implantación del teletrabajo permitió continuar con la actividad, pero, ¿qué ocurrirá con el desempeño de nuestra actividad de aquí en adelante?, ¿qué cambios se producirán en las organizaciones y en las personas?" Un artículo de Juan Pablo Herrera, COO de GroupM.

Juan Pablo Herrera, COO de GroupM.

Tras su brusca y obligada irrupción, el teletrabajo ha logrado poco a poco incorporarse a la ‘normalidad’ y convertirse en la fórmula más eficaz en un mercado laboral como  el español, muy poco acostumbrado  a tener las oficinas vacías de personal. Es el caso de GroupM en Madrid, apenas un año después de la unificación de todas las empresas de WPP en La Matriz; estábamos ya instaladísimos y organizados en un edificio diseñado para los ‘nuevos tiempos’. Nada sabíamos entonces de la nueva mudanza a la que íbamos a enfrentarnos con motivo de una pandemia mundial.

El nivel de tecnificación  y la capacidad de adaptación de todos los profesionales que integran las distintas compañías del grupo han sido fundamentales para que la actividad y la responsabilidad adquirida con los clientes no se viera perjudicada en ningún aspecto. Y cada uno montó su ‘nueva oficina’ en casa, dando lo mejor de sí mismo para seguir adelante. Pero raro será el caso de alguien que haya desmontado su improvisado despacho, porque el teletrabajo ha evolucionado en estos meses, pasando de ser una opción a convertirse en un nuevo sistema que ha venido para quedarse, y que requiere de una lógica reinvención para profesionalizar aún más los procedimientos y regular su legislación.

Colaboración, participación y creatividad

Están apareciendo nuevos modelos que anuncian cómo será ‘la nueva oficina’, que ya en el grupo habíamos ido evolucionando con cierta previsión hacia un nuevo concepto, con espacios más abiertos, sin despachos, y sí con la incorporación  de entornos más ágiles y colaborativos.  Las actuales necesidades proporcionan una oportunidad  para reinventar, a partir de esa evolución, el concepto  de oficina. Existen ya diferentes modelos: oficinas totalmente remotas, modelos híbridos, hub&spoke… que aportarán ventajas y atraerán talento que ya las demandaban, pero sin duda presentarán a su vez importantes retos como:

  • La eficiencia, que requiere además dotar a los empleados de sistemas adaptados a esta nueva realidad; aplicaciones en la nube y no en servidores locales, planificar un apropiado dimensiona- miento de las redes y accesos…, reformular algunos procesos y aprovechar al máximo las herramientas de colaboración digital.
  • El best-class service que tiene que atender no sólo la adecuada supervisión de los responsables en el nuevo concepto de oficina, sino también cómo nos vamos a relacionar con los diferentes stakeholders y, de manera muy especial, con los clientes en un mundo de menor presencialidad.
  • El reto de acelerar aún más los procesos de transformación digital que, en general, ya se estaban produciendo en casi todos los sectores de actividad.
  • La cultura corporativa y el sentimiento de pertenencia, porque provenimos de un mundo en el que la mayor parte de los símbolos culturales y de integración se articulaban en torno a la oficina y la presencialidad.
  • La regulación del teletrabajo. La ley de teletrabajo establece como obligatoria la flexibilidad horaria; uno de los grandes retos es el registro de horas trabajadas.

Pero, nunca “llueve a gusto de todos”. Hay para quien el teletrabajo resulta la fórmula ideal para conciliar lo laboral con lo personal, o para quienes el aislamiento hace mella en su rendimiento, por ejemplo. El gran desafío de la nueva oficina es el de provocar que el empleado “quiera ir, porque encuentra lo necesario para desarrollar su potencial”. Serán espacios que hagan fluir la colaboración, la participación  y la creatividad, y ello repercutirá en la productividad.  Si la propuesta se circunscribe a plantear sitios en los que estar simplemente sentado en un despacho, muy probablemente  los trabajadores preferirán teletrabajo a full time.

Sin duda, no solo se reinventará el espacio; el trabajo remoto irá mejorando a medida que el modelo se asiente. Estamos trabajando de una nueva forma, pero aún con códigos algo desfasados. La obligada implantación del teletrabajo ha dejado poco  tiempo para la reinvención, pero ya asoman nuevas propuestas que harán más atractivos  y deseables los modelos híbridos y/o presenciales. Solo queda que la pandemia nos lo permita; esperemos que sea pronto.