Hoy en día, 7 millones de europeos eligen la venta directa para aportar nuevas propuestas de productos y servicios avalados por altos estándares de calidad e innovación. España se sitúa en el sexto puesto del mercado europeo con un volumen de facturación que alcanza los 764,5 millones de euros. Suministra casi 15.000 pedidos diarios (más de 5 millones de pedidos al año) y más de 9,5 millones de personas son compradores habituales.
Emprendimiento y omnicanalidad
La venta directa permite la capacidad de crear su propio negocio a todas aquellas personas que quieran desarrollar su actividad económica de forma autónoma, fomentando el emprendimiento. En España, empresas, en algunos casos con una trayectoria de más de 40 años, impulsan y guían el desempeño de 251.000 profesionales independientes que se dedican a esta actividad de forma total o parcial, comercializando una amplia gama de bienes y servicios que abarcan sectores como la cosmética y el cuidado personal, la nutrición y el bienestar, cultura, equipamiento del hogar, ropa y accesorios, joyería, cuidado del hogar, telecomunicaciones, etc.
La venta directa (VD) es un modelo de negocio con una capacidad de transformación camaleónica sin perder su esencia, las relaciones humanas y la atención personalizada
La fórmula de la venta directa aporta al comprador todas las ventajas de poder consultar los productos de forma online o virtual, la comodidad del trato personalizado y la confianza de asesoramiento de persona a persona. El mundo sigue siendo global pero las compras son locales. La VD se caracteriza por una distribución de alta capilaridad, lo que redunda en el desarrollo del entorno local, con independencia de si se trata de una gran ciudad o una pequeña población.
Impulso a la digitalización del sector en 2020
El mercado de la venta directa se caracteriza por su capacidad de adaptación rápida a los cambios del mercado. Si bien el uso de los canales digitales, el big data y la gestión de datos, las formaciones virtuales y el contacto con los clientes a través de las redes sociales y las aplicaciones de videoconferencia y mensajería instantánea eran ya una realidad en la venta directa, este año pasado se han visto reforzados. En 2020 se ha acelerado el proceso de transformación digital del sector y el empleo de herramientas colaborativas y de interacción como las redes sociales, facilitando una incorporación mayor del segmento joven (menores de 30 años) y generando una renovación de la red de distribuidores a futuro.
Hoy, más del 80% de los clientes de la venta directa llegan a los distribuidores a través de las redes sociales y se han creado comunidades de distribuidores que dedican más tiempo a ampliar su red de contactos gracias a las mismas.
Por otro lado, y no menos importante, se han desarrollado otras herramientas digitales para potenciar la experiencia de compra del consumidor. Entornos virtuales que hacen del proceso de compra una recreación sensorial, incrementando el grado de satisfacción tras la compra, como los probadores virtuales y experiencias digitales más inmersivas.
La VD como motor de reactivación económica
Este sector se ha convertido en una opción para el desarrollo personal y profesional de amplios sectores de la sociedad, como los jóvenes, las mujeres, los estudiantes o personas en búsqueda activa. Con la venta directa pueden desarrollar una actividad independiente, dedicarle un tiempo a medida y tener control sobre sus ganancias en un entorno seguro y con muy bajo riesgo de inversión, además de contar con un acompañamiento bajo el paraguas de una compañía con experiencia a partir de productos, formación y técnicas.
La venta directa es un mercado consolidado y seguro con capacidad de resiliencia, que se ha mantenido estable y se ha visto reforzado en otras situaciones de excepcionalidad económica, por lo que se considera una salida profesional acreditada ante la crisis. Esto supone una prueba más de la fortaleza de la industria, con un nivel de permanencia entre los 3-4 años de media.
Desde que la Asociación de Empresas de Venta Directa se creó en los años 70, hemos visto cómo el sector no ha dejado de cambiar y adaptarse a las necesidades del consumidor en cada etapa, asumiendo la innovación y la transformación como parte indispensable dentro de sus negocios.
Si se aprovechan eficazmente todas las herramientas que ofrece la venta directa y se dan las oportunidades necesarias para llegar a los niveles de competitividad de otros países europeos, nuestro sector puede desempeñar un papel crucial para ayudar a las pequeñas empresas españolas a prosperar y a los clientes a obtener servicios y productos de mayor calidad que puedan ser disfrutados por todos.