ConfidencialTimes

Hay muchos ejemplos recientes: Las hipotecas y las preferentes de los bancos, la carne de caballo en platos preparados y

Hay muchos ejemplos recientes: Las hipotecas y las preferentes de los bancos, la carne de caballo en platos preparados y productos de algunas marcas, la desaparición de las fechas de caducidad de los yogures… Lo habitual era responder a estas noticias utilizando las relaciones públicas, pero cada vez es más normal ver campañas de publicidad, no tanto entonando un mea culpa, sino intentando justificar el tema y dar la vuelta a la información. Y eso resulta bastante poco creíble en la mayoría de los casos. Ese cínico “comencemos por los principios” de Bankia, como si todo se pudiese arreglar con un borrón y cuenta nueva después de haber liquidado los ahorros de los incautos que confiaron en ellos un Rato y compraron sus acciones. Esa retirada de las albondiguillas caballunas y los postres fecales de Ikea sin explicaciones públicas. Esas horribles noticias sobre Pescanova que, si que antes ya estaba muy mal, la están hundiendo sin remedio. Aunque casi peor resulta la “Carta abierta de La Cocinera para todas las familias de España”, en la que aseguran que controlan “5.700 parámetros de 1.700 muestras de materia prima cada año”, su laboratorio proporciona “más de 1.000 análisis microbiológicos al mes”, y realizan “400.000 controles anuales en las líneas de producción”. Pero no explican por qué colaban carne de caballo, aunque es indudable que “todos estos controles no han sido suficientes”. Y firman con el logo “50 años comprometidos con la calidad” al tiempo que aseguran ser “Casi como tu madre”. Ya te vale…

Seis grandes académicos. La Academia de la Publicidad sigue sumando excelentes publicitarios a su ya amplia lista de reconocimientos, y este año ha nombrado seis miembros de honor con méritos indiscutibles. Volver a estar con Luis Casadevall, José Mari Lapeña, Juan Campmany, Alfredo García Valdés, Michel Malka y Joaquín Maestre ha sido una de las experiencias más gratificantes de los últimos tiempos. Entre sus valiosas reflexiones, alguno de ellos apuntaba a las raíces del la falta de credibilidad actual de la publicidad: cómo han pasado de ser interlocutores y asesores de los dueños, presidentes, y directores generales de las empresas a ser recibidos y evaluados por product managers “muertos de miedo”. Claro que la culpa de todo esto no es exclusiva de los anunciantes, está repartida con muchas agencias. Otro señalaba como muchos anunciantes caen de nuevo en el pan para hoy de las promociones de ventas y rebajas de precio y se olvidan del enorme valor añadido que les ha proporcionado la publicidad. Lo positivo del acto juntar a los grandes profesionales con los jóvenes que todavía están estudiando. Y quizás lo más bonito, el sincero agradecimiento de todos los nuevos académicos a un reconocimiento profesional que, aunque siendo más que merecido, no suele abundar.

Virales cutrillos. No sé si es solo una impresión personal y quizás parcial y equivocada, pero cada vez abundan más las campañas digitales de presupuestos ridículos hasta en producción, estilo viral cutrillo, realizadas por marcas de gran renombre, y promovidas sobre todo a base de relaciones públicas vía e-mail, pues si se hace una rueda de prensa o presentación hay que invertir algo. Claro que gran parte del palmarés de los Premios Eficacia de los últimos años suelen ser campañas de este tipo, y no solo en la categoría de bajo presupuesto. Esto de la publicidad cada vez suena más a la frase hecha de entre todos la mataron y ella sola se murió.