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La dignidad publicitaria. Alberto Ruiz Gallardón descubre de pronto que ser hombre anuncio no es un trabajo digno, y decide

La dignidad publicitaria. Alberto Ruiz Gallardón descubre de pronto que ser hombre anuncio no es un trabajo digno, y decide prohibirlos en la nueva ordenanza sobre Publicidad Exterior del Ayuntamiento de Madrid. Claro que no prohíbe los logotipos de las camisetas, chándales, monos y gorras de los multimillonarios deportistas, sino sólo los de las personas que cobran 30 ó 40 euros diarios por pasear por las calles céntricas pancartas anunciando la compra y venta de oro, los buffets libres y otros comercios. La raya de la dignidad humana es realmente frágil y poco consistente. ¿Es más digno Nadal con la camiseta sin mangas de su patrocinador que el hombre anuncio que lleva una pancarta, o Fernando Alonso con su gorra de Renault y su mono repleto de logotipos? Es evidente que prohibir el reparto de panfletos en la calle tiene cierto sentido, pues la inmensa mayoría terminan ensuciando el suelo, y el resto en la papelera más cercana. Quizás también regular la publicidad exterior, pero cuando se lleva a unos extremos tan absurdos se pierde la mayor parte de razón. El hombre anuncio es además la anécdota del tema sobre la que se han lanzado los medios de comunicación masivos, pues lo preocupante es que el proyecto se ha elaborado sin contar con la mínima aportación de las empresas, que algo sabrán y podrán decir del tema, supongo. La publicidad exterior es posiblemente el medio que más directivas, leyes, ordenanzas y normativas tiene que cumplir, entre las europeas, estatales, autonómicas y locales. Al final, las permanentes reivindicaciones de la AEPE por tener una ley general que pueda poner un orden claro en el medio y permita a las empresas del sector y los anunciantes saber a qué atenerse pueden caer de nuevo en saco roto.

La censura particular. Sin salir del exterior, el director de Diario de una ninfómana declara que el cartel de su película ha sido rechazado/censurado en los autobuses de Madrid. Claro que en este caso la polémica suena bastante a la búsqueda de una campaña gratuita, porque casi todos los medios hablaron de la censura, absolutamente absurda si se tiene en cuenta todo lo que se ve. Desde luego, el tema ha sido muchísimo más eficaz y barato para la película que una campaña en todos los autobuses.

Adiós a la Feria. Más preocupante es la suspensión del SIMO, la Feria Internacional de Informática, Multimedia y Telecomunicaciones, debido a que Telefónica, Vodafone, Microsoft, Orange, Toshiba, Fujitsu y Siemens, entre otras grandes empresas del sector, no iban a acudir. Un apunte de los claros recortes que empiezan incluso en temas tradicionalmente dirigidos al B2B y, por tanto, más necesarios para las empresas.

Apretarse el cinturón. Y es que no puede hacerse una columna sin referencias ala crisis: los datos de Nielsen confirman que los consumidores ya empiezan a aprovechar más las promociones y a comprar más marcas de la distribución, al tiempo que aplazan las compras de electrodomésticos y productos menos necesarios. Ni siquiera resulta bueno para el sector del marketing promocional, pues ya se sabe que en estos tiempos las más buscadas son tan creativas como el 2×1, 3×2, segunda unidad al 70% de descuento