Google afronta nuevas acusaciones de duopolio en su país natal. La compañía ha protagonizado los documentos que recoge la demanda presentada a finales de año por 10 estados, donde se acusa al gigante de la publicidad digital de haber acordado con Facebook no participar en la técnica del header-bidding, que permite a los editores ofertar su inventario en varios ad exchanges a la vez.
Según se recoge en los documentos filtrados y que expone Ad Age, en 2018, Google habría iniciado el programa ‘Jedi Blue’ a través del cual la compañía alcanzaba un acuerdo con Facebook para evitar que este se sumara al header-bidding, la tecnología que permite a los editores ofertar sus espacios publicitarios en varios ad exchanges a la vez para conseguir una mayor demanda.
Un acuerdo que vendría a mitigar la fuga de publishers que estaría experimentando Ad Manager, atraídos por las ventajas de la técnica de publicidad programática, surgida en la década del 2010.
Los documentos apuntan también el interés por parte de la red social de alcanzar este tipo de acuerdo. Destacan que en 2016, Facebook realizase una presentación pública para apoyar el header-bidding y que después su interés desapareció “de forma misteriosa”. La demanda asegura que la compañía que dirige Mark Zuckerberg falseó dicho interés para alcanzar un acuerdo con Google.
En este proyecto, la compañía tecnológica habría llevado a cabo, asimismo, el truco de la mente jedi, para conseguir que fueran los propios editores los que dejaran de emplear el header-bidding, argumentando, por ejemplo, que el código de sus competidores – asociados al header-bidding- ralentizaba sus webs.
“Google quería conseguir que los publishers tuvieran la idea de quitar los intercambios. Entonces procedía a paralizar la capacidad de estos para usar el header-bidding de múltiples formas”, escriben.
Acusaciones de fijación de mercado
Los documentos forman parte de la demanda presentada a finales de 2020 por diez fiscales estatales, entre ellos el fiscal general de Texas, Ken Paxton, muy crítico con ambas organizaciones y que en la demanda acusaba a Google y Facebook de “confabularse para fijar los mercados publicitarios a su favor”.
Según la acusación, Google recoge “una tasa muy alta del 22% al 45% de la inversión publicitaria, que de otra forma irían a editores online y a productores de contenido que sobreviven mediante la venta de anuncios en sus webs y apps”. Un dato que la propia compañía negó, asegurando que los editores que participan en Ad Manager obtienen, de medio, más del 95% de sus ingresos publicitarios.