En general los políticos utilizan mensajes, plataformas y medios de comunicación similares y lograr la diferenciación en este paisaje es complejo, incluso entre los mensajes y promesas electorales. En España, por ejemplo, para el votante promedio, sólo el 5% de la decisión del candidato a quien se vota tiene que ver con su programa electoral y el 95% se basa en la imagen que el candidato ha proyectado sobre el electorado durante la campaña. Impactar en el hemisferio emocional en los electores permitiría la diferenciación, relevancia, estima y reconocimiento contagiosos y adecuados, a la vez que precipitar un torrente de emociones, como la pasión y la inspiración.
El emotivo y vibrante videoclip Yes, We Can (Sí, podemos) dirigido por Jesse Dylan, el hijo de Bob Dylan, que promociona al candidato Barack Obama se ha constituido en un icono de la comunicación política y fascina por su vitalidad. Con música de William James Adamas, del grupo Black Eyed Peal, en él actrices y ex deportistas, como Scarlet Johansson y Karen Abdul Javar, cantan un rap/soul, titulado Yes We Can. Nada raro si no fuera por una fórmula tan novedosa como simple: la letra es parte de uno de los discursos que Obama dio al principio de las primarias.
Más que un virus, una plaga
Una ejecución brillante y una difusión que más que un virus se puede considerar una plaga han dado unos resultados espectaculares. En un mes se han registrado más de 4.000.000 de visitas en el website del vídeo, www.dipdive.com, y casi 6.000.000 millones en Youtube, https://www.youtube.com/watch?v=jjXyqcx-mYY. Un sitio que para sí quisieran muchas marcas comerciales, ya que ha conseguido que 500.000 personas hayan entregado donaciones a la campaña de Obama por un valor superior a los 40 millones de dólares. Se ha creado una auténtica comunidad de marca con cientos de miles de internautas que están contribuyendo activamente a la difusión del candidato. Nunca antes en la historia del marketing político se ha construido una campaña con tantos ciudadanos como verdaderos accionistas.
Convertir en un vídeo musical el discurso político de un candidato a la presidencia es una idea singular y arriesgada. Haber hecho de él una pieza de arte, una canción que trasciende la manida sintonía electoral para alcanzar el potencial de himno generacional, constituye, desde el punto de vista de creación de marca política, un logro sensacional. Contribuye a hacer del candidato Obama no un candidato más, sino un fenómeno político formidable, comparable ya a JFK.
Y, sin embargo, el lema de la campaña electoral del primer aspirante de color con serias oportunidades de convertirse en el próximo presidente de los EE UU no destacaba precisamente por ser novedoso: “CAMBIO, nosotros podemos creer en él”. ¿Les suena? Este vídeo ha reescrito un lema obvio, común, manido, en un auténtico eslogan vendedor y entusiasta surgido de este clip: “Sí, nosotros podemos”. Los creadores han demostrado que el optimismo es una emoción poderosísima.
Esta fórmula a caballo entre el marketing viral, el marketing político y la iniciativa ciudadana se ha convertido en una máquina formidable de captar votos, contribuciones económicas y de llegar al público mundial de una forma sorprendente y única.
Valores asociados
El grupo de expertos concluye que el componente emocional cubre con enorme destreza los aspectos y características asociadas a la condición humana, aquellas dimensiones que nos hacen a todos similares. De ahí su aceptación y difusión. Entre los valores asociados a esta acción, destacan: