Hoy en día es posible adquirir una cuenta de Instagram de más de 10.000 seguidores y más de 1.000 interacciones por un precio reducido. Los vendedores, usuarios que han conseguido un perfil tentador y, sin embargo, no encuentran la fórmula para sacarle un provecho económico.
“Vendo mi cuenta de Instagram con 45k seguidores. Estadísticas en las fotos. Son buenas estadísticas y usuarios activos”. “Cuenta de chicas de más de 23k. El pago se realiza mediante Paypal”. O “@ifrasesyamor, se vende por 20 euros. Si estás en Málaga, puedes pagarlo en persona”, son solo algunos de los anuncios publicados en internet por particulares que deciden traspasar el perfil que atesoran en Instagram.
¿El objetivo? Obtener un ingreso extra gracias al atractivo que supone disponer de una cuenta con una masa crítica de usuarios superior a los 10.000 seguidores y una media de más de 1.000 interacciones en las publicaciones.
El precio de estas cuentas no resulta demasiado excesivo. Es posible adquirir un perfil por 10 o 20 euros. Aunque las hay también que requieren un mayor volumen de inversión, con un precio que supera los 100 euros y puede llegar a alcanzar los 900 euros.
“Esto se hace, pero no solo en Instagram. También se han vendido páginas de Facebook o canales de Youtube”, señala a IPMARK David Tomás, CEO y cofundador de Cyberclick, sobre la venta de los perfiles en la red social. Una práctica que, si bien no se realiza a gran escala, sí parece haberse puesto de moda.
De acuerdo con Tomás, los vendedores suelen ser particulares que no cuentan con los conocimientos necesarios para sacar provecho de un perfil con una alta tasa de engagement. “Como no son profesionales, no lo monetizan”. Se añade que “tampoco eres lo suficientemente grande como para que las empresas vengan a ti”.
A excepción de aquellos perfiles que se comercializan a un alto precio, donde detrás se encuentra un usuario experto en redes sociales. Aunque, de acuerdo con Tomás, son pocos los anuncios de este tipo.
Los compradores de una cuenta de Instagram
Los compradores interesados suelen ser compañías que sí sabrían rentabilizar el perfil. “Son empresas que monetizan a través de la publicidad en internet, y que lo aprovechan como un canal para redirigir tráfico. O también pueden vender espacios”. Tomás pone como ejemplo el caso de una cuenta de 40.000 seguidores, donde por una publicación la compañía puede obtener entre 50 y 100 euros.
Y tal como sucede con el traspaso de un negocio, la empresa compradora suele respetar la estrategia de contenido gracias a la cual el perfil ha conseguido una buena masa de usuarios y una mejor tasa de interacción. Según el responsable de la agencia, al ser las compañías compradoras expertas en marketing y publicidad digital, “lo que hacen es mejorar el contenido y conseguir cada vez más seguidores”.
Este tipo de adquisición resulta legal y, en ocasiones, puede llegarse a firmar un contrato en el que se especifica la cesión del perfil. Tal y como ya ocurre en los casos en los que se vende un dominio web. Y al ser el precio de venta reducido, “para la persona que lo vende es un ingreso extraordinario” que no conlleva el pago de un impuesto.