La crisis sanitaria originada por el brote de coronavirus en nuestro país ha impactado en el comportamiento actual del consumidor. Entre los nuevos hábitos de consumo, la tendencia de satisfacer sus necesidades de compra a través del canal digital y la preferencia hacia productos y marcas locales en detrimento de lo internacional.
Así se desprende del último informe de Deloitte, ‘El camino de la recuperación de la industria de Consumo’, que analiza el comportamiento del consumidor durante la fase de confinamiento, la desescalada y el fin de la crisis sanitaria, así como la evolución de los sectores de la industria de Consumo en España. Estos son: retail, alimentación, viajes, hoteles, restauración, automoción, farmacia y vivienda.
Entre los principales cambios que ha potenciado el COVID-19, destaca el mayor uso por parte de los consumidores del ecommerce. Un nuevo hábito que, según la consultora, se habrá asentado una vez finalizada la crisis, a los que se sumarían el empleo de la realidad virtual, aumentada y la impresión 3D; el disfrute del ocio también en casa; y la caída del pago en efectivo.
Estos cambios estructurales habrán sido impulsados por las nuevas preocupaciones surgidas durante el coronavirus. La salud y la seguridad se convertirán en los atributos de marca predominantes, responsables de que haya cada vez más usuarios adquiriendo seguros privados o que se incremente el número de compradores en el sector farmacéutico.
En el plano del ocio y del consumo, el informe también destaca un auge de lo local en detrimento de lo internacional, así como el desdoblamiento de la sensibilidad al precio. Aumentaría también la afinidad con aquellas marcas consideradas seguras por los consumidores.
El distanciamiento social habrá disminuido el apetito del usuario hacia el ‘carsharing’, y potenciado el hábito de teletrabajar y consumir educación online a distancia. Una vez finalizado el confinamiento, la consultora prevé, asimismo, un aumento del ahorro y el refuerzo de valores tradicionales como la familia, la sostenibilidad y la naturaleza, además de la solidaridad y empatía.
Lo que conllevará una serie de cambios estructurales como el aumento de usuarios en las redes sociales, y una mayor propensión a lo digital y a la apertura de datos personales.
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