Netflix se ha prometido a sí misma reducir su inversión en la creación y producción de películas y series de título propio. Su responsable de contenido, Ted Sarandos, ha especificado que la partida presupuestaria deberá dirigirse al desarrollo de una producción más rentable.
Según ha revelado The Information, Sarandos dio la noticia a un grupo de ejecutivos de cine y de televisión. En concreto, les subrayó la necesidad de garantizar un gran número de espectadores a un proyecto de gran presupuesto. Puso como ejemplo el caso de la serie Triple Frontera, cuya producción trajo consigo un coste de 115 millones de dólares, pero que nunca alcanzó la audiencia suficiente que sirviera para justificar la inversión.
La producción se ha situado como una de las señas de identidad de la plataforma de contenido en streaming. En el primer trimestre de 2019, el flujo neto de caja de la compañía alcanzó un valor negativo de 380 millones de dólares, 100 millones más que lo registrado en el mismo periodo del año anterior.
Respecto al presupuesto fijado para 2019, que asciende a los 15.000 millones de dólares, desde la compañía han subrayado que no realizarán ninguna modificación, como tampoco cancelarán los proyectos en los que han invertido.
Inversión no es sinónimo de éxito
‘The Crown’, ‘House of Cards’ y ‘Orange is the new black’ encabezan la lista de series de marca propia de la plataforma OTT con mayor presupuesto destinado. En cada capítulo de la primera, la compañía invirtió 13 millones de dólares. La serie dirigida por David Fincher supone una partida por episodio de 4,5 millones de dólares, mientras que la de Michael Trim y Andrew McCarthy, una inversión de cerca de 4 millones de dólares.
Sin embargo, también ha habido títulos que no han obtenido el éxito esperado. Así ocurrió con ‘The Get Down’, una serie de dos temporadas a la que la compañía destinó un total de 120 millones de dólares. O ‘Hemlock Glove’, con 4 millones de dólares por capítulo.
En películas, la cinta más cara fue ‘Bright’. Estrenada en 2017, la plataforma dedicó una partida de 90 millones de dólares. Y a pesar de su mala crítica, la película protagonizada por Will Smith y Joel Edgerton reunió una audiencia de 11 millones de espectadores en los tres primeros días desde su aparición en la plataforma, según cálculos de Nielsen. Para este verano, la empresa planea la grabación de su segunda entrega, convirtiéndose en la primera franquicia realizada por una OTT.