La palabra clave es MI: …trabajo; …idea; …diseño, …
Mi…, mi…, mi… y siempre MI por encima de razonamiento o una exposición de argumentos que justifiquen el diseño que se presenta como propuesta que no merece o admite crítica o rechazo.
Humildad es un vocablo que no parece encontrar sitio en la actitud de los alumnos, posibles futuros profesionales.
Más bien encuentra sitio: huMIldad.
Los alumnos no son, o debieran ser, ignorantes puesto que están –se supone– estudiando. Pero la terca realidad nos enfrenta a los profesores con el rechazo del alumno a la crítica sobre su trabajo, sin que éste tenga en cuenta la experiencia profesional y los argumentos de quién debe evaluarlo como parte fundamental de su educación.
No son conscientes de que la crítica y el rechazo son una parte esencial del juego que, día a día, voluntariamente aceptamos los profesionales.
Todo profesional, metido o no a profesor, asume que nada de lo que hace es propiedad suya sino del equipo que: a) proporciona la información adecuada; b) los colaboradores que ayudan a dar forma a la idea e incluso aportan su experiencia para enriquecer el proyecto; c) el equipo del cliente que valora la idoneidad de la propuesta.
El conocimiento es la base de la humildad: el que sabe, duda.
El alumno tiene la decisión en su mano: ignorante o profesional.