El sector del Gran Consumo vive en julio un período de estabilización. Las ventas del mes se elevaron un 4,5% respecto a julio del pasado año y frente a los incrementos de doble dígito registrados durante los meses de confinamiento y desescalada. El dato proporcionado por Nielsen muestra un punto de inflexión en el sector, que regresa a los niveles de crecimiento previos a la crisis sanitaria.
Este menor incremento se ha visto tanto en los productos envasados como en los frescos, ambos con crecimientos del 3% y del 4,4% respectivamente. En el caso de estos últimos, sólo la fruta, con un 16%, se mantiene en el doble dígito acostumbrado desde que empezó la pandemia de coronavirus.
Atrás queda el efecto directo de COVID-19. Se inicia un nuevo período donde las nuevas condiciones económicas ocasionarán un reajuste en el comportamiento del consumidor. Este reajuste afectará a la cesta, al hogar, a las decisiones de compra y a la capacidad de gasto.
Respecto a la cesta de la compra, desde la firma de investigación apuntan las nuevas necesidades básicas que el consumidor ha introducido respecto a la protección personal. De hecho, la parafarmacia de consumo se posiciona como la categoría que más crece a día de hoy, con un incremento del 265% en la última semana de julio.
Sin embargo, advierten que en aquellos hogares con más restricciones, a partir de ahora se evaluarán mejor y con más cuidado qué artículos formarán parte de su cesta por sus mayores limitaciones económicas.
En cuanto al hogar, se acelera el denominado ‘cocooning’, lo que da pie a que el mercado potencie el ‘hágalo usted mismo’, abarcando desde la repostería a la coloración capital. Se produce un trasvase de consumo de calle a casa por razones tan dispares como son explorar nuevas opciones de alimentación y cuidado personal y el ahorro.
Respecto a las decisiones de compra, la compañía anticipa una limitación del gasto en Ocio y Viaje – continuación así de lo visto durante la pandemia-, y una búsqueda por parte del consumidor de la propuesta de valor. Para unos porque, debido a sus estrecheces económicas, aplican la máxima de que cada euro cuenta – de hecho, dos de cada tres españoles ya está cambiando su forma de gastar para ahorrar-.
En cambio, en otros hogares donde la economía esté saneada, a falta de poder darse lujos fuera, se los dará en casa, generando un caldo de cultivo propicio para el premium.
Por último, el contexto económico y social actual provocará en el consumidor una aversión al riesgo y buscará productos que le ofrezcan calidad, valor y tranquilidad. Aunque desde la consultora advierten de una posible infidelidad hacia otras marcas y cadenas, y un impulso a la actividad promocional.