La privacidad se ha convertido en un tema de preocupación por parte de una mayoría de usuarios. Más de dos tercios de internautas se muestran inquietos por el uso que se da a la información personal que se recoge de ellos cuando navegan por la Red. Y un 68% se muestra escéptico sobre el uso que hacen las marcas de sus datos.
Son varias de las conclusiones que ha extraído Google de los estudios que ha encargado a las consultoras Ipsos y Boston Consulting Group (BCG), para medir la preocupación de los usuarios hacia la privacidad y la percepción que tienen estos de la publicidad digital.
En su informe ‘Privacidad por diseño: superar las expectativas del consumidor’, los datos recabados por Ipsos muestran una preocupación mayoritaria entre los consumidores acerca de la información personal que se recoge de ellos en internet (70%). Un 68% se muestra escéptico sobre el uso que hacen las empresas de sus datos con fines de marketing, y un 80% afirma sentirse alarmado por el posible mal uso de su información personal.
Estas cifras contrastan, no obstante, con el sentimiento mayoritario de satisfacción que muestran los encuestados respecto al marketing y a la publicidad digitales. Según el estudio de Ipsos, un 91% de usuarios señala que es más probable que compren marcas que les hacen ofertas y recomendaciones relevantes, y un 93% consiente dar a las empresas información que puede considerarse sensible – como su nombre, dirección, información de contacto o datos familiares- a cambio de la prestación de un servicio.
De igual modo, los usuarios que se sienten identificados con una marca son más propensos a concederle permiso para mostrarles ofertas más valiosas, generadas a partir de datos más detallados. Y se muestran tres veces más propensos a reaccionar positivamente a la publicidad si tienen una mayor sensación de control sobre el uso de sus datos.
El informe realizado por BCG muestra, por su parte, que las empresas con un marketing digital más evolucionado responden mejor a los cambios en la dinámica del mercado y tienen el doble de probabilidades de aumentar su cuota de mercado en un periodo de 12 meses.
«La publicidad digital sin privacidad no tiene futuro. Es fundamental que las marcas y los altos directivos se adapten a este panorama en evolución, que inviertan en mejores métricas de extremo a extremo, que definan un intercambio de valor claro y bidireccional en torno a los datos de sus clientes, y que adquieran nuevas destrezas y nuevas asociaciones», ha recomendado Matt Brittin, presidente de negocio y operaciones de Google en EMEA.
Siguiendo la metodología privacy by design
En un encuentro virtual con la prensa europea, el máximo responsable de Google EMEA ha expuesto el camino que la compañía tecnológica ha tomado desde hace tiempo, en sintonía con la industria digital. La privacidad por diseño o privacy by design.
“Vamos a ayudar a las empresas a caminar en esta dirección, a construir ambientes seguros y respetuosos con la privacidad”, ha declarado Brittin, y ha añadido como ejemplo de dicha asistencia el retraso de la retirada en Chrome de la cookie de terceros, de 2022 a 2023.
Asimismo, Brittin ha recordado que desde la compañía “siempre hemos creído en la privacidad por diseño”, a pesar del rechazo que el pasado marzo mostró a los identificadores de usuario desarrollados por compañías como The Trade Desk o ID5, y que han sido desarrollados siguiendo esta metodología.
Dudas con FLoC
La compañía se encuentra actualmente probando su tecnología alternativa a la cookie de terceros en Chrome, el aprendizaje basado en cohortes, también conocido como etiquetas FLoC, cuya estructura puede variar respecto a lo planteado en un principio por la firma de Mountain View.
A finales de julio, en un evento de desarrolladores, Josh Karlin, jefe del equipo de la Zona de Pruebas de Privacidad de Google, explicó los cambios que están estudiando implementar en su tecnología, que en lugar de agrupar a los usuarios en cohortes, les asignaría temas relacionados con las webs que visitan.
Estos cambios proceden de los resultados obtenidos en las primeras pruebas con FLoC, tras haber visto que las etiquetas FLoC podrían conducir al rastreo de los usuarios por la Red (fingerprinting). En su lugar, se plantea que una serie de algoritmos genere identificadores basados en temas relacionados con las webs que visitan un usuario, eludiendo así el reconocimiento de usuarios y los problemas de privacidad asociados.