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Los reality están dando todas las vueltas de tuerca posibles, aunque no abandonan su base principal: ver en más o

Los reality están dando todas las vueltas de tuerca posibles, aunque no abandonan su base principal: ver en más o menos directo cómo lo pasan una panda de jóvenes generalmente bien parecidos. Como lo de vaguear y no hacer nada ya resulta aburrido, y el Gran Hermano va cayendo cada temporada un poco más, se inventaron pruebas de supervivencia en la selva tropical, cantando en una academia, en un viaje por Asia, en un hotel con famosillos, y ahora otras en teoría dirigidas a sobrevivir en la jungla de los negocios y las empresas.

Oliendo a muerto. Con Bassat en plan patriarca entre paternal y severo, investido de la autoridad que le otorga el programa, todo resulta absolutamente infumable y, lo que es peor, aburrido. La audiencia del primer programa, pese a la campaña publicitaria, apenas logró el 5,2% de cuota, menos de la mitad que los Callejeros Viajeros de la Cuatro. El programa empieza a oler a muerto casi desde su estreno, y su salvación posiblemente sólo estaría en que a los aprendices empezasen a ponerles pruebas sádicas ultracompetitivas para matarse entre ellos a ver quién gana. Y es que ver vender aceitunas en un mercadillo hablando de planes de marketing suena a cachondeo, y más aún que terminen vendiéndolas por menos de lo que les costaron. Claro que la metáfora está clara, viendo que más de una agencia vende sus campañas a precio de aceitunas y paga a sus trabajadores sueldos de aprendices.

Una década de Messenger. Messenger cumple 10 años con 17 millones de usuarios en España y 140 millones en todo el mundo, aunque todavía hay anunciantes y agencias que parecen no haberse enterado. Y como Microsoft no para, casi al tiempo que el Windows 7 que nos quitará de la vista el Vista, presenta sus Windows Phones de la mano de Vodafone, al menos en España. Claro que, atentos, algún estudio ya señala que la mayoría de los usuarios consideran que el teléfono móvil ya está saturado de publicidad.

Soy ecológico, lo juro. Otro estudio muestra algo que cualquiera podría sospechar: el 50% de los consumidores se confiesa hastiado de escuchar “todo lo que las empresas hacen por el medio ambiente”. Vamos, que no se creen nada de eso de que están pensando en los hijos de nuestros hijos, y lo eólicas, acuáticas y ecológicas que son las compañías energéticas. No lo digo yo, sino una investigación sobre sostenibilidad realizada por BBDO Worldwide. ¿Qué Repsol está en concurso, dices?

Lo barato sale caro. Otro estudio con resultados geniales, publicado por Brandweek: en EE: UU., al 72% de los consumidores les importa más la calidad de los productos que el precio. El 28% restante deben comprar las cosas en los chinos. Claro que esa es la idea clave de la campaña de Ariel atacando las marcas blancas que compra el marido tacaño, de las pocas que parecen tener una buena estrategia no sólo defensiva. Aunque el spot termine con el bajonazo de la mujer concluyendo que Ariel es una de sus compras preferidas.

Hemeroteca abierta. Una excelente noticia, la apertura gratuita de la hemeroteca histórica del Abc. Un patrimonio impresionante, y mejor que lo exploten sus dueños antes que los de Google, que lo pillan todo.

Arbitrariedades. Al parecer lo ha declarado Juan Luís Cebrián a un medio del sector: “El Gobierno cometió una arbitrariedad a favor de unos amigos y lo dije en agosto y lo digo hoy”. Lo raro es que no lo dijera también antes, cuando aprobó que su canal de pago se convirtiera en abierto, o cuando aprobó la posible fusión de canales. Será porque esas arbitrariedades no eran a favor de unos amigos, sino de él mismo. Es tan evidente y chungo el tema, que la defensora del lector de El País ya no sabe ni qué decir. Poderoso caballero