Ahora que la cotización de bitcoin parece encontrarse en las postrimerías de lanzar un nuevo asalto a sus máximos históricos, y a pesar de que mantiene un peso y una influencia enormes en el relativamente reducido mercado de las criptomonedas (enorme hasta el punto de que muchos de los análisis de los precios de cualquiera de las otras criptomonedas incluyen de forma invariable el comportamiento de bitcoin para explicar tal o cual subida o bajada).
Lo cierto es que su peso se está reduciendo, lo que puede comprobarse de una forma muy visual atendiendo al tamaño cada vez menor, pero todavía muy destacado, que ocupa el porcentaje de bitcoin en el portal coin360, y lo está haciendo no porque su capitalización baje, de hecho es mucho mayor hoy que hace un año, sino porque otros proyectos están creciendo o ya se están consolidando haciendo crecer un mercado que sin embargo todavía tiene que superar los recelos de legisladores y algunos importantes fondos institucionales para asegurar su futuro a medio y largo plazo.
Un gigante de orígenes humildes
Cuando se habla de bitcoin es un lugar común recordar los reducidísimos precios que tenía la reina de las criptomonedas hace pocos años, ya que con unos pocos euros o minando con equipos informáticos relativamente humildes se podían obtener bitcoins por lo que hoy sería una fortuna inabarcable, si ahora bitcoin puede ser incluso utilizado como instrumento para operar trading con un bróker online (siempre que se estudien y comprendan los riesgos inherentes) o una reserva de valor para grandes fondos institucionales, en sus inicios era una curiosidad tecnológica creada por uno o varios idealistas que creían que el dinero podía ser un activo descentralizado.
Y es mucho lo que la moneda de Nakamoto ha avanzado en una década larga de vida, tanto que ya es moneda oficial en un país, El Salvador de Bukele, ha despertado la oposición frontal del omnipotente politburó chino y casi no hay mes en el que el gobernador de la Reserva Federal no haga una declaración sobre bitcoin o sobre las criptomonedas, por lo que parece que han llegado para quedarse, al menos de momento, o eso se desprende de las encuestas que arrojan como resultado que millones de ciudadanos de todo el mundo ya utilizan las criptomonedas de uno u otro modo, muchos de los cuales bitcoin, pero sin despreciar otras que ganan terreno a pasos agigantados.
Ethereum, cardano y tether
Ethereum va a sustituir a bitcoin. Esta es, al menos, la atrevida tesis de algunos analistas que ya ven un futuro en el cual la criptomoneda de Vitalik y no bitcoin, sea al menos por capitalización el criptoactivo más valioso, al menos hasta que otra criptomoneda le arrebate el puesto en una sucesión de ascensos y caídas que parece reproducirse en todo lo que nos rodea.
Otra de las candidatas para disputar el trono de las criptomonedas es cardano, que está muy lejos de bitcoin y ethereum pero que es denominada, ocasionalmente, como la criptomoneda verde, algo a tener muy en cuenta no sólo desde un punto de vista ecológico, sino también por costes de minado, ya que el reciente incremento en la factura de la luz ha demostrado que a pesar de lo abundantes y disponibles que parecen las energías fósiles estas pueden sufrir grandes oscilaciones en sus precios.
Y es que una de las claves que marcará el crecimiento de las criptomonedas en el futuro será la del consumo energético y la consiguiente contaminación y coste económico que su minado provoque, ya que mientras el mundo genere su energía mediante combustibles fósiles de forma mayoritaria, la creación de nuevas criptomonedas tendrá una huella de carbono y un coste económico quizás demasiado alto, lo que ayuda a explicar en parte porque un porcentaje nada desdeñable del bitcoin que se mina actualmente se hace desde Islandia, un país que genera su energía aprovechando las titánicas fuerzas que alberga el interior de nuestro planeta, es decir, gracias a las energías geotérmicas.
Por último está tether, una criptomoneda anclada al valor del dólar y que por lo tanto no es susceptible de ser utilizada para especular, sino más bien para abaratar transacciones, esquivar comisiones o como reserva de valor menos volátil que otras criptomonedas.