El 17 de julio está marcado en el calendario como el Día Internacional del Emoji. Un evento dedicado a las simpáticas ilustraciones cuyo uso ha trascendido las redes sociales y la mensajería móvil. La moda, la enseñanza o la comunicación publicitaria forman parte de los sectores que han conquistado.
Desde que el diseñador japonés Shigetaka Kurita creara los primeros 176 emojis en 1999 para una compañía de mensajería, la lista de ideogramas no ha dejado de crecer. Según la Emojipedia, a día de hoy existen más de 1.050 de estos caracteres. Unicode, el consorcio que los estandariza, incorporará otros 230 a lo largo del año y ya se encuentra preparando una nueva lista para 2020.
Su éxito estriba en el propio uso que se les da. Según explica a IPMARK Sergio Baltasar, profesor de comunicación y publicidad en la Universidad Europea, los idiogramas sirven para descargar la seriedad de los mensajes escritos que se comunican en un contexto informal.
“Es un tono de comunicación en el fondo, y los tonos de comunicación lo aplican las marcas en su comunicación publicitaria, lo aplicamos nosotros con nuestros amigos para expresar emociones y últimamente, lo aplican las empresas”, señala.
Herramienta de cercanía
Es precisamente la cercanía que aportan los emojis lo que sirve a las marcas en su comunicación con los usuarios. De acuerdo con Baltasar, el desafío actual de las enseñas se encuentra en descubrir la manera idónea de aproximarse a la gente y, en concreto, a los más jóvenes, porque “las nuevas generaciones son muy escépticas, no creen en las marcas ni en la comunicación directa de estas”, informa.
El hecho de que las marcas hayan visto en estos pictogramas una herramienta de aproximación a su audiencia joven ha propiciado que éstos hayan dejado de situarse únicamente en las redes sociales – el soporte en el cual nacieron-. El profesor de comunicación y publicidad recuerda que las marcas han empleado emojis en soportes convencionales como la televisión o exterior.
De igual modo, los emoticonos no solo están presentes en los mensajes que se envían los usuarios en sus conversaciones con familiares y amigos. Han aterrizado también en el ámbito profesional. “No es casualidad que plataformas de gestión de correo como Gmail o Outlook incluyan emojis dentro de las funcionalidades básicas en la escritura de correos”, indica Baltasar. “Forman parte de la comunicación profesional y laboral diaria”.
Si bien es cierto que en profesiones más formales, acompañar un mensaje con un emoji arroja una sensación menos seria, el profesor de comunicación y publicidad señala que en campos como la moda, la enseñanza o la comunicación publicitaria, ayuda a establecer relaciones más cercanas.
Cómo utilizar los emojis
Asimismo, es posible que una marca aspire a asociarse determinados pictogramas, aunque Baltasar recalca la necesidad de justificar su uso. “Todo recurso creativo – y los emojis no dejan de ser recursos creativos- deben ir asociados a un motivo, a un posicionamiento, a un valor de producto o a un valor del público”.
Pone como ejemplo, la posibilidad de que una rúbrica desee incorporar a su discurso los emoticonos relacionados con discapacidades para hablar de inclusión. O la máscara de ‘Namahage’ – el diablo japonés que amenaza con llevarse a los niños si no obedecen a sus padres-. “Nada sirve utilizarla si tu producto, al final, no tiene absolutamente nada que ver con ello”.
En este sentido, desde la agencia de marketing digital Madzuli Agency, recuerdan la necesidad por parte de una marca de estudiar los mensajes en los que resultará importante incorporar algún emoji, la personalidad de la marca, los productos o servicios que se ofrecen y el público objetivo. Y no descartar la búsqueda de pictogramas a los que asociar a la enseña.
De igual modo, es conveniente no abusar de su uso, corroborar su significado y no emplearlos para sustituir palabras. “A veces podrían confundir a la audiencia, dando lugar a otras interpretaciones”, recuerdan.