El mercado publicitario se mueve según unos extraños espasmos que rodean un patrón constante: los datos, el número, la casilla del Excel.
Esto es así y no está mal, pero creo que ya es hora de que el dinero de los anunciantes se invierta –y digo bien, invierta– en aquellos medios que, además de dar y ofrecer el dato adecuado, ofrezcan un espacio global digno para la comunicación de las marcas.
Si los anunciantes cuidan de que en sus mensajes no se utilice a la mujer de forma humillante, sexista o inadecuada, creo que sería lógico que pidieran a las televisiones y al resto de los medios que cumplieran, igualmente, con esos mismos criterios de sensatez y de buen gusto.
Un dato adecuadamente cualificado significaría un cambio radical en el actual panorama televisivo (como escaparate más notorio, pero no único) y el abandono de muchos formatos de telebasura que nos asaltan a traición mientras hacemos zapping descuidadamente. ¿Os imagináis una televisión convenientemente respetuosa con el papel de la mujer en la sociedad?
Os dejo, que empiezo a llorar de emoción y eso es malo para los circuitos del teclado.