Y después de haber creado, asentado, y tratado con pericia, un icono realmente sólido en la mente de la audiencia, el famoso calvo. Los resultados, según nuestras noticias, también han ido acompañando durante ese largo periodo de gestión publicitaria de la cuenta. ¿Por qué, entonces, el cambio? Arcanos de la Administración.
No quiero ser malévolo. ¿Tal vez por el hecho de que ocho años son muchos años y políticamente parecía conveniente el cambio? ¿Se notaba ya un cierto desgaste? Ninguno de los afectados, ni Loterías y Apuestas del Estado, ni la agencia perdedora, ni la ganadora, han dado razón alguna ni explicaciones. Mientras tanto en el aire queda una pregunta: ¿qué va a pasar con el calvo navideño? Han sido muchos los recursos invertidos en dar solidez a esta imagen. ¿A quién corresponden los derechos de autoría, aunque sea moral, del icono? Un caso singular para analizar por expertos jurídicos de la cosa, aunque creo que ya está estudiado, y solucionado, desde hace mucho tiempo.
Curiosamente la cuenta ha pasado de una agencia experta en el manejo de un personaje sin pelo, ya legendario, a otra que ha manejado el concepto y la imagen del calvo con reiteración, por aquello del atún claro, cuya cuenta ha recuperado hace poco. Y, como en su día, con el toro de veterano, estamos impacientes acerca de qué va a pasar con el mágico icono y cómo serán las próximas campañas.