Un internauta medio pasa alrededor de tres horas y media al día utilizando internet. En todo ese tiempo, se visitan miles de páginas webs. A pesar de ello, la gran mayoría de los usuarios no saben cómo funcionan o cuáles son seguras, dejando infinidad de caminos abiertos para hackers, “virus” o “troyanos”, entre otros. La respuesta a todas estas preguntas es clara y sencilla: el empleo de una VPN.
Seguramente, llegados a este punto, a muchos neófitos les surgirá la misma pregunta: ¿qué es VPN? La red virtual privada, —o VPN— permite al usuario crear una red local sin necesidad de que sus dispositivos estén conectados entre sí, sino solamente a través de internet.
De forma sencilla, la conexión VPN consigue cifrar el tráfico en la Red de un internauta. Este cifrado implica la detención de los ciberdelincuentes. Así, estos hackers no tendrán acceso a datos confidenciales introducidos en las páginas webs, como contraseñas, historial o ubicación del usuario.
Entonces, ¿con una VPN no podrán robar mis datos? Sí, tus datos pueden ser robados, al utilizar, por ejemplo, redes Wi-Fi públicas; sin embargo, con el uso de la red virtual privada esos datos no podrán ser descifrados ni entendidos por los hackers. Se trata de una carta blanca o de un “comodín” en el mundo virtual.
No obstante, el cifrado de datos no es su único beneficio. Las VPN además de proteger la privacidad de los usuarios, —ocultando la dirección IP—, bloquean webs maliciosas, anuncios y rastreadores. Gracias a todo ello, este tipo de redes están evitando la infección del dispositivo con malware.
Las VPN, ¿son fiables?
Para que una VPN funcione, al utilizar una gran cantidad de información confidencial, debe tener políticas estrictas de privacidad a la par que se emplean decenas de medidas de seguridad. Por lo tanto, este tipo de redes son totalmente legales en la mayoría de los países, —inclusive España—. Eso significa que hay en algunas naciones como Rusia, China o Emiratos Árabes, entre otras, donde se prohíbe cualquier VPN que no hayan sido aprobadas.
No es oro todo lo que reluce. Sí, es cierto que el uso de la VPN proporciona mayor seguridad, mejora la privacidad y permite el salto de los bloqueos geográficos. Sin embargo, como todo en la vida, también tiene su parte negativa, o digamos menos atractiva:
- A pesar de que existen VPN gratuitas, lo cierto es que la gran mayoría de ellas ofrecen servicios limitados, un tráfico lento o no son totalmente de fiar.
- Cuanto más lejos esté el dispositivo de la red virtual privada, la velocidad de los mismos se ve reducida. E, incluso, en alguna ocasión ésta se puede ver limitada.
- No todo lo que ocurre en la red es fiable. Por ello, a pesar de que una url disponga del emoticono del “candado” no significa que ésta sea 100% segura. En este sentido, la seguridad del internauta puede verse fisurada.
- No podemos ni debemos confundir mayor seguridad con anonimato. Una red virtual privada no te asegura que la navegación sea anónima.