El compromiso digital de los españoles está por encima de la media global, actitud que choca contra la escasa capacidad real del país para desarrollar una economía digital solvente. Históricamente, España no ha priorizado su inversión en I+D, factor que nos ha condenado a un pobre desempeño tecnológico. Estas son algunas de las realidades expuestas en el Índice de la Sociedad Digital 2018, elaborado por Dentsu Aegis Network en colaboración con Oxford Economics.
España registra uno de los niveles de inversión en tecnología e innovación más bajos de todos los países analizados por el informe, solo por encima de Italia y Rusia y por debajo de Estados Unidos, Reino Unidos, Alemania, Japón, Francia, China y Australia.
Existen muchas áreas de mejora y mucho camino por recorrer para que podamos codearnos con los líderes de la economía digital. Los cimientos existen, como demuestra el alto compromiso de la ciudadanía (el tercero entre los mercados analizados) o un sector TIC relativamente sólido, pero serán las empresas, sobre todo, las que deban esforzarse por avanzar en innovación digital a fin de responder a las demandas de los consumidores.
España también presenta un rendimiento muy débil en otros indicadores, como cuadros de élite de especialistas digitales, tecnologías de frontera y digitalizaciones generalizadas.
Más de la mitad de los encuestados considera que debe ser el Gobierno quien ha de asumir la principal responsabilidad del reciclaje de habilidades a fin de preparar a la sociedad para un mundo más dependiente de la tecnología. Por el contrario, menos de 1/5 cree que es responsabilidad de los individuos.
Fortalezas
Además del alto compromiso de los ciudadanos españoles (el 48% confían en que el impacto de la economía digital será positivo en los próximos años; el 72% prevé el efecto positivo en un plazo de 5-10 años), existen otros aspectos tranquilizadores entre los resultados que el Índice de la Sociedad Digital 2018 registra para España.
Por ejemplo, nuestro país cuenta con un marco legal y regulatorio de una calidad considerable respecto a la protección de datos, únicamente superado por el de Alemania.
El hecho de contar con un sector TIC relativamente solvente contribuye a que en términos del porcentaje de participación del PIB real, el valor añadido de dicho mercado sea razonablemente fuerte para una economía de nuestro tamaño. En este sentido, el 30% de los españoles encuestados confía en el poder de la economía digital como fuente de empleo.
Recomendaciones
Los responsables del estudio hacen una serie de recomendaciones a empresas e instituciones para mejorar el desarrollo digital de España:
1. Formación permanente en habilidades digitales. El 32% de los encuestados no cree que la educación formal les haya dado los conocimientos digitales/tecnológicos que necesitan.
2. Aumentar la transparencia en el uso de los datos personales. El 23% de españoles opina que las empresas son transparentes en el uso de los datos personales de sus clientes/usuarios, dato bajo a pesar de que España cuenta con un marco legal y regulatorio de gran calidad para la protección de los datos personales (según The Web Index, 2014).
3. Desarrollar entornos de trabajo que permitan a los empleados utilizar sus habilidades digitales. Este informe muestra que muchos profesionales sienten que sus empleadores no sacan todo el provecho de su talento latente. Solo un 31% en España de los que tienen capacidades digitales en la media o por encima de ella, cree que sus jefes sacan provecho de ellas.
Las marcas, por su parte, pueden habilitar programas que generen compromiso digital con tres enfoques: generar confianza a través de una mayor transparencia; siendo claros sobre el propósito de la marca y aumentando el impacto emocional de los productos y servicios digitales.