La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) y la Asociación de Bebidas Refrescantes (ANFABRA) han mostrado su rechazo al alza del IVA de las bebidas azucaradas y edulcoradas del 10% al 21%. Una medida que el Gobierno había incluido en el Plan Presupuestario 2021 remitido esta semana a la Comisión Europea.
Ambas asociaciones consideran esta medida “injusta y discriminatoria” que responde a un criterio ideológico y que “solo tiene un efecto recaudatorio” que impactará, sobre todo, a las rentas más bajas, las más golpeadas por la crisis, según las organizaciones, que mermaría aún más su poder adquisitivo.
“Con esta medida, que va a retraer de manera considerable el consumo, el Gobierno demuestra también una gran falta de sensibilidad con un sector como el de la hostelería, gravemente afectado por la pandemia”, ha subrayado Mauricio García de Quevedo, director general de FIAB.
Desde ANFABRA han recordado que el sector hostelero es, precisamente, uno de los negocios clave de la economía española, ya que supone el 6,2% del PIB y genera 1,7 millones de empleos. Un sector que viene reclamando desde hace tiempo, además, una bajada del IVA al 4% “que ayude a paliar las pérdidas provocadas por las constantes restricciones y cierres, tal y como están haciendo en otros países”, explican.
A día de hoy, ya son 8 las naciones europeas que han aprobado una reducción del IVA con el fin de reactivar el consumo. Estos son Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, Grecia, Reino Unido y Lituania.
Ambas entidades coinciden, además, en el bajo impacto que tendrá esta medida para favorecer hábitos de vida más saludables. El director general de FIAB recuerda que “no tiene ningún efecto probado sobre la salud, ya que la obesidad y el sobrepeso tienen un origen multifactorial”. Y desde ANFABRA, que no tiene fundamento científico porque las bebidas azucaradas lanzadas al mercado están asegurados y han sido avalados por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
Apuesta, esta última, por la promoción de hábitos saludables y por compromisos voluntarios, entre los que se incluye la reducción del contenido de azúcar puesto en el mercado procedente de estas bebidas, que ya ha alcanzado un 35%, entre 2005 y 2018.