La Unión Europea ha aprobado el Reglamento (UE) 2025/2509 sobre la seguridad de los juguetes, que entrará en vigor el 1 de enero de 2026 y sustituirá a la actual Directiva 2009/48/CE, en lo que supone una de las reformas más ambiciosas de la legislación europea de seguridad de producto de los últimos años.
Aunque su aplicación obligatoria no será efectiva hasta el 1 de agosto de 2030, tras un periodo transitorio de 54 meses, el nuevo reglamento establece desde ahora un nuevo marco de referencia para fabricantes, importadores y distribuidores que operan en el mercado comunitario.
Prohibición total de PFAS
Uno de los principales cambios introducidos por la norma es el endurecimiento de los requisitos en materia de sustancias químicas, con especial foco en los PFAS, conocidos como “químicos eternos”, que quedarán totalmente prohibidos debido a su alta persistencia y a los riesgos que presentan tanto para la salud humana como para el medioambiente.
Además, el reglamento obliga a los fabricantes a llevar a cabo una evaluación exhaustiva de la seguridad de los juguetes, que deberá contemplar riesgos químicos, mecánicos, físicos y eléctricos, así como aspectos como la inflamabilidad, la higiene, la radiactividad y las necesidades específicas de protección infantil.
Otra de las grandes novedades es la introducción del Pasaporte Digital de Producto (PDP), que será obligatorio para todos los juguetes comercializados en la Unión Europea. Este sistema tiene como objetivo mejorar la trazabilidad, la transparencia y el control a lo largo de toda la cadena de suministro, desde el fabricante hasta el consumidor final.
El reglamento también clarifica las responsabilidades de los distintos agentes implicados —fabricantes, importadores, distribuidores y proveedores de servicios— y amplía las obligaciones a las plataformas de venta online y marketplaces, que deberán garantizar la correcta visualización del marcado CE, las advertencias de seguridad y el Pasaporte Digital de Producto.
Juguetes conectados, IA y control del canal online
El reglamento amplía el concepto de seguridad más allá del ámbito físico y químico, incorporando por primera vez de forma explícita los riesgos asociados a los juguetes digitales y conectados. Estos productos deberán integrar medidas de ciberseguridad, protección de la privacidad y prevención del fraude, en línea con la normativa europea sobre servicios digitales y ciberresiliencia.
Asimismo, los juguetes que incorporen sistemas de inteligencia artificial y desempeñen funciones relacionadas con la seguridad podrán ser clasificados como IA de alto riesgo, lo que implicará evaluaciones de conformidad más exigentes antes de su comercialización.
La norma refuerza también el control del canal online, al considerar ilícitas las ofertas de juguetes no conformes y exigir a las plataformas una mayor implicación en la vigilancia del mercado. Además, se prevén controles aduaneros automatizados, apoyados en el Pasaporte Digital de Producto, para evitar la entrada en la UE de juguetes inseguros procedentes de terceros países.
Impacto para la industria
Aunque el sector dispone de un amplio margen de adaptación, la nueva normativa implicará nuevos requisitos documentales, posibles ajustes en las formulaciones químicas y la implantación de sistemas digitales, lo que exige a las empresas una planificación anticipada.
“La nueva norma marca un antes y un después en la legislación de seguridad de producto en la Unión Europea, reforzando la protección de los menores y exigiendo a las empresas una visión más integral y preventiva del cumplimiento normativo”, señala Oriol Roig, global key account manager de consumer products & retail de TÜV SÜD, quien subraya que anticiparse a estos requisitos será clave para garantizar el acceso al mercado y la confianza de consumidores y autoridades.