El único medio, junto con Internet, que ha ganado cuota de mercado a lo largo de los últimos cinco años (fuente InfoAdex), la televisión, está pasando por una época complicada de demanda, a la vez que se va preparando para el apagón analógico con todas sus consecuencias. La coincidencia de estos dos factores ha cambiado el panorama de precios de forma sensible.
La televisión, al tener una oferta de espacio publicitario limitada a los minutos que establece la ley, es quizá el medio más sensible a los cambios de demanda, para lo bueno y lo malo, y según desde donde se mire. En los tiempos de bonanza económica hemos visto como el canal ha ido llenando su espacio, dejando varios viajeros (anunciantes) en standby mientras practicaba políticas de overbooking para conseguir colocar a los viajeros pagando el máximo precio posible. Esta optimización del espacio por parte de las cadenas nos ha dejado tasas de inflación de dos dígitos y un mal sabor en la boca por el mal servicio que recibimos tanto las agencias como las marcas que representamos.
Peligra la venta por GRP. En esta situación, los canales juegan claramente con ventaja, ya que disponen de los pedidos con antelación y pueden predecir la demanda final y el precio medio que pueden cobrar por periodo comercial. Las agencias tardamos algo en reaccionar, viendo qué precio es suficiente para garantizar el embarque en el avión (bloque publicitario) e intentando no hacer el primo y pagar precio de business por un servicio de clase turista.
Con audiencias estables a lo largo de los últimos años era de esperar que la divisa de negociación fuera el coste/GRP, dado que la inflación de dos dígitos en los precios contrarrestaba el impacto de la pérdida de share.
No obstante, la aparición de nuevos canales ha hecho mella en la participación de las tres cadenas principales