Esta tecnología deepfake está auspiciada por un número concreto de estafadores y ciberdelincuentes que crean una red de desinformación y manipulación afectando la protección de la integridad electoral. Esta herramienta permite crear contenido audiovisual hiperrealista falso y manipulado para confundir a la opinión pública o desacreditar a políticos.
En base a estos hechos, plataformas como GitHub disponen de 3.000 repositorios relacionados con la tecnología deepfake. Sólo Telegram contiene más de 400 canales y grupos que ofrecen estos servicios, con bots automatizados y algunos personalizados. Los precios son asequibles debido a que se pueden crear vídeos desde 2$ hasta 100$.
Este fácil acceso da paso a una amenaza para la transparencia de las elecciones y la confianza que se debería construir en las instituciones democráticas. Una de las técnicas más empleadas en la tecnología deepfake es la clonación de voces, técnica fácil de producir y compartir efectiva a la hora de difundir desinformación.
En esta línea, en enero de este mismo año llegó una llamada automática en la que se escuchaba la voz falsa de Joe Biden, actual presidente de Estados Unidos, candidato a las elecciones. En este sentido, EEUU ha prohibido las llamadas automáticas generadas con IA reflejando su preocupación por la manipulación en los procesos democráticos.
Así es como los ciudadanos deben estar atentos al contenido con el que interactúan y confiar exclusivamente en información de fuentes confiables y oficiales, así como tratar de no compartir noticias desactualizadas o poco fiables.
“El desarrollo de la inteligencia artificial y de tecnologías como la deepfake nos ha vuelto más escépticos que nunca, y es lógico cuando hasta la democracia, el pilar fundamental sobre el que se estructura nuestra sociedad forma parte de esta realidad”, afirma Eusebio Nieva, director técnico de Check Point Software para España y Portugal.
“Desde el ámbito de la ciberseguridad estamos tratando de dar respuesta a estos fraudes y de desentrañar los caminos de los atacantes, pero también es fundamental que la ciudadanía sea consciente del poder de la desinformación y sea cautelosa y precavida con las noticias que recibe”, comenta Nieva.