Fármacos adelgazantes, impacto y previsiones de crecimiento en España

Estos medicamentos, conocidos como GLP-1, superan ya los 430 millones de euros en valor en España. Novo Nordisk y Lilly, los laboratorios detrás de estos fármacos en nuestro país.

El consumo de medicamentos para adelgazar está creciendo en España, alcanzando un valor de mercado superior a los 430 millones de euros en 2024. En total, se vendieron más de 5,5 millones de unidades el año pasado, más del 50% fueron para tratar la obesidad. En 2019, este mercado se encontraba en cerca de los 150 millones de euros.

Tal y como ha compartido la consultora Lantern en una evento online, en el que se ha abordado el impacto del consumo de los medicamentos para adelgazamiento GLP-1 (Glucagon-like peptide-1), conocidos por sus nombres comerciales como Ozempic, Wegovy, Rybelsus, entre otros. Son hormonas que tienen el objetivo de regular el azúcar en sangre, pensado inicialmente para pacientes con diabetes. Tiene impacto en el metabolismo y la salud en general, además de que necesitan receta médica, ha señalado David Lacasa, socio en Lantern.

En España, estos fármacos ya supera los 430 millones de euros en valor de mercado, con un crecimiento anual del 30%. El año pasado, el 1,5% de la población nacional, de entre 21 y 60 años, utilizó estos fármacos para reducir el peso. En nuestro país, casi un 19% de la sociedad es obesa, por lo que, según David Lacasa, “el porcentaje de GLP-1 es muy bajo”. De cara a previsiones, sí este incremento anual del 30% se mantiene, se estima que el número de usuarios de estos productos supere los 940.000 en 2027, cifra que corresponde al número de veganos y vegetarianos que existen actualmente en nuestro país. 

David Lacasa, socio en Lantern.

Impacto en la cesta de la compra

El crecimiento de consumo de estos medicamentos adelgazantes también va a tener un impacto en la cesta de la compra de los españoles, como ya está ocurriendo en Estados Unidos, mercado donde el consumo de GLP-1 es muy elevado. En EEUU, uno de cada ocho adultos usa estos fármacos, es decir, 13 millones de personas, ha compartido David Lacasa. De estos 13 millones, el 56% lo utiliza para reducir su peso y el resto, son diabéticos (44%). 

En ese sentido, la cesta de la compra podría verse afectada en 2027, con una caída de 215 millones de euros, cuya cifra es un tercio del mercado actual de patatas fritas en retail, es como si toda la categoría de PepsiCo desapareciera. ¿Qué significa esto? El consumo de estos fármacos de adelgazamiento no se utiliza para un momento puntual, una dieta previa a una boda o vacaciones de verano, se usa para períodos más prolongados. En EEUU, más del 65% de los usuarios lo está utilizando en periodos de más de seis meses, ha señalado David Lacasa, durante el webinar. 

Este crecimiento del periodo de consumo también afectará al hábito de los propios usuarios que demandarán productos con menos azúcares y más proteicos, teniendo impacto en las propias categorías. Según Lantern, hay una gran parte de productos, como ultraprocesados o dulces, que han visto reducir sus ventas, mientras que crecen las barritas proteicas, frescos (frutas, verduras, carnes y pescado) o yogures. Danone ha registrado un consumo de yogur casi tres veces mayor en los hogares de EEUU donde se utiliza este fármaco, haciendo crecer la categoría un 40% en 2024. 

En distribución, Walmart compartió que registró una caída de ventas por usuarios de GLP-1 y puso en marcha un nuevo espacio en su ecommerce para usuarios de estos fármacos. En este terreno, ya se encuentran grandes multinacionales de alimentación como Nestlé que ya cuenta con varios productos, como Vital Pursuit. También está presente farmacéuticas (Novo Nordisk y Lilly, que además son los laboratorios que están trabajando este fármaco en España), empresas de nutrición Abbott o startups como Stargut. En gran consumo, la cadena Smoothie King ha lanzado una batería de recetas que refuerza esos mensajes pensados para usuarios de productos adelgazantes. 

Dieta saludable

En el encuentro de Lantern, también ha participado Jesús Román, presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, que ha hablado que en España existe en fenómeno copia de Estados Unidos y acabaremos haciendo lo mismo. Ha destacado que le ha llamado la atención que el consumo de estos fármacos dure más de seis meses, añadiendo que “eso está bien si está acompañado en un cambio de hábito, porque lógicamente se recuperará el peso perdido. El tratamiento de la obesidad tiene el mayor índice de fracaso que ciertos tipos de cáncer y, me temo, que los usuarios van a ir cambiado el sistema. A medida que vaya bajando el precio, va a subir el número de usuarios”. 

Jesús Román, presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación.

Ese cambio en el hábito de consumo está conectado por el propio gusto: “La apetencia, las papilas gustativas, tiene neuronas y está conectado con el cerebro, y por eso, sabemos que los edulcorantes no son tan buenos como pensamos. El sabor de las cosas no es inocente y va a provocar ciertos gustos. Esa persona que se cambie al neutro (pobres de grasa, más proteínas), y modifique el gusto, provocando que el consumo del dulce se pueda quedar para navidad o fiesta o celebración”, ha señalado  Jesús Román. Además, Román ha indicado que la dieta saludable no es una opción, “si te olvidas del aceite, verduras, frutas…, vas a estar perdiendo peso, pero estás perdiendo nutrientes. Intentamos mejorar nuestra salud a largo plazo, pero tendremos deficiencia en zinc, magnesio… Lo importante es tener una dieta mediterránea, y no tiene efecto secundaria”.

GLP-1 es un medicamento que requiere receta y no está subvencionado, con un coste de entre 130 y casi 300 euros al mes para los usuarios. La mayoría son inyecciones semanales, con escasos casos de pastillas. Cuenta con efectos secundarios como náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento, dolores abdominales o mal aliento, así como también los efectos se empeoran con la ingesta de ciertos alimentos: alimentos grasos o fritos, alcohol, etc.

Texto / ROCÍO CALDERÓN

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