De un año a otro ha aumentado el número de consumidores que en nuestro país no están dispuestos a cambiar su conectividad al 5G. Si en 2019, sólo un 6% de usuarios se mostraba contrario a la transición de su conexión a internet, en 2020 dicho porcentaje se ha elevado hasta el 45%.
Este incremento de rechazo hacia el 5G viene acompañado de un mayor número de españoles que se muestran escépticos sobre la próxima generación de conectividad móvil, tal y como recoge la consultora Oliver Wyman en su última encuesta, Telco flash survey, donde analiza la opinión de los usuarios residentes en Francia, Reino Unido, España, Alemania, EE.UU y Emiratos Árabes respecto a los servicios ofrecidos por el sector de las Telecomunicaciones.
Los españoles son junto a los ingleses los consumidores que menos interés o más escépticos se muestran ante el despliegue del 5G, un 68% y un 71%, respectivamente. En nuestro país, un 38% afirma que no le interesa y un 30% lo pone en duda. Por grupos de edad, los consumidores entre 35 y 54 años son a los que menos le importa (44%), y se muestran igual de escépticos que los mayores de 55 años (30%).
Según los analistas, es posible que esta falta de interés esté relacionada con el cambio de conectividad que requiere la red 5G. España es el país donde la población se alza como la más reacia a este transición, con un incremento de la negatividad de un 39% en el último año. En comparación con otras naciones, los emiratíes son los que demuestran una mayor disposición (27%), seguidos de los estadounidenses (15%) y los franceses (15%).
Cambios a raíz de la pandemia de COVID-19
A pesar de la existencia de un mayor desinterés por el 5G, la pandemia de coronavirus ha puesto en valor la conectividad ofrecida por las empresas de telecomunicaciones en nuestro país. Un 16% de consumidores reconoce la importancia que tienen estos servicios para el correcto desempeño laboral – el porcentaje más alto, después de los ingleses, en Europa-.
Según ha explicado Augusto Baena, socio de communications, media & technology de Oliver Wyman en España, desde el estallido de la pandemia, se ha modificado el comportamiento del consumidor respecto a su proveedor de servicios de telecomunicaciones.
“Curiosamente, los españoles, ante un escenario de incremento del 20% en la factura, son los europeos que menos interés tienen en la mejora de la velocidad de la red doméstica (14%), por debajo de países como Reino Unido (25%), Francia o Alemania (23%). Esto es debido a que nuestro país es el líder en despliegue de fibra óptica en el hogar dentro de la Unión Europea”, ha señalado.
Además de la mejora de la velocidad de la red de banda ancha doméstica, existen otros servicios por los que los consumidores encuestados estarían dispuestos a pagar ese 20% adicional. Los españoles lo harían en los casos de contar con un servicio de datos móviles ilimitados (21%), una mayor calidad de la conexión móvil (14%) y una mayor velocidad de internet móvil (14%).
En este tiempo, a la hora de adquirir los servicios, los consumidores han elegido el canal digital, que se ha posicionado como el favorito desde el comienzo de la pandemia, un 4% más que en 2019. No obstante, España es el país que menos emplea este canal, ya que solo se ha incrementado un 2% (pasando del 33% al 35%). Por otro lado, el miedo al contacto ha posicionado al canal telefónico como la alternativa a la asistencia en la tienda física.