La crisis ha dejado las redacciones convertidas en un erial en el que se respira miedo, precariedad y obediencia mientras que dueños y directivos se permiten el lujo de pontificar sobre necesarias medidas políticas cuando su casa se viene abajo ayuna de atención y cuidado.
Son muchos los programas que llenan horas o páginas a base del trabajo de autónomos mal pagados cuyos ingresos, descontada la cuota que ellos mismos pagan a la seguridad social, no llega a los 500 euros. ¿Verdad Pedro y Luis?
Los medios naufragan y sus capitanes no encuentran un rumbo seguro hacia los modelos informativos que hoy demanda la sociedad. ¿Y eso es culpa del grumete? A cada cual la responsabilidad que puesto y salario exige, por favor.
El pianista del burdel de la esquina.