Un gran trailer desplegable recreaba el entorno característico de las montañas de los Alpes. Los asistentes tenían la oportunidad de vivir una “experiencia alpina” a través de los sentidos, ya que podían oler el césped, el musgo y los árboles, y escuchar el canto de los pájaros o el grito de las marmotas, al tiempo que se les invitaba a degustar el producto de una vistosa fuente de chocolate.
Otras de las actividades organizadas fueron un rocódromo que simulaba la escalada en alta montaña, un área fotográfica donde hacerse una fotografía con la característica vaca de Milka, una zona de pintacaras para los más pequeños o un juego de esquís gigantes.
