Y lo hace con una rara intensidad reciclando anuncios como el spot recientemente repuesto de Mussel, que conocí cuando aún se emitía en blanco y negro por Televisión Española (Una, Grande y Dos cadenas). Aunque debo decir que visto en color tampoco mejora mucho.
Como ejemplo de diseño verde no es muy válido puesto que se suma a la ya de por si abusiva contaminación publicitaria del medio televisivo, que provoca el desinterés del público por la publicidad y la televisión. Ítem más, su emisión nos hace retroceder en el tiempo y es una perfecta demostración que cualquier tiempo pasado no fue, ni mucho menos, mejor.
Tampoco parece un ejemplo de diseño sostenible. Al menos en lo que respecta al área creativa de las agencias de publicidad o free lance: hace innecesaria la intervención de un director creativo, del director de arte, del redactor de textos, de un becario en busca de futuro, del departamento de producción audiovisual, de una productora, reduce los ingresos del Estado por ivas y otros impuestos, deja en la calle a personal de la Administración por la necesaria reducción del gasto público, se cierran academias y escuelas especializadas en preparar oposiciones ante la falta de oferta de plazas, deja sin esperanza ni razón de existencia a los eternos opositores…
Dudo mucho, también, que pueda considerarse un diseño responsable puesto que proyecta una percepción de Mussel como producto viejo, del pasado. Un producto que no ha sabido evolucionar como su competencia, percepción negativa que alcanza a la marca fabricante.
Y lo que es peor, si toma carta de naturaleza como ejemplo de reciclabilidad la creatividad publicitaria se verá al borde del KO.