La patronal de la industria del videojuego en Estados Unidos, Entertainment Software Association (ESA), ha declarado en un comunicado los efectos de los aranceles impuestos a los productos importados de Canadá, México y China.
“Los videojuegos son una de las formas de entretenimiento más populares por los estadounidenses de todas las edades. Los aranceles sobre los dispositivos de videojuegos y productos relacionados afectarán negativamente a cientos de millones de estadounidenses”, añadiendo que esta situación perjudicará a la economía del país.
“Esperamos trabajar con la Administración y el Congreso para encontrar formas para sostener el crecimiento que sustenta nuestro sector”, ha cerrado el comunicado.
Sector, en cifras
Esta industria cuenta con 190,6 millones de jugadores activos de videojuegos en Estados Unidos, con más de 5.600 empresas en EEUU, que genera alrededor de 350.000 empleos directos e indirectos en 2023, al mismo tiempo que generó un impacto económico de más de 101.000 millones de dólares, según datos de ESA. Este sector de los videojuegos en EEUU contribuyó con casi 66.000 millones de dólares al PIB del país en 2023.
El gasto total en videojuegos de los consumidores estadounidenses ascendió a los 57.000 millones de dólares en 2023, frente a los 56.600 millones de dólares de 2022, según datos de ESA y Circana, que recoge todas las categorías de videojuegos
La patronal ESA representa a empresas como Microsoft, Nexon, Capcom, Bandai Namco, Amazon, Electronics Arts, Epic Games, Netflix, PlayStation, Riot Games, Nintendo o Unisoft.
Aranceles
El 20 de enero entraba a la presidencia de EEUU, Donald Trump, y con ello, nuevas medidas y efectos al comercio exterior, ante la imposición de aranceles a las importaciones que lleguen al país. La Administración de Trump aplica nuevos aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, así como mantiene el arancel adicional del 10% alas procedentes de China.
Nintendo y Hosiden trasladaron el 50% de su producción a Vietnam para evitar estas imposiciones en las importaciones de software, lo que permite que las unidades destinadas a EEUU lleguen de Vietnam, y el resto del mundo desde China.