El Club de Creatividad celebró la VI edición del Día A en el WPP Campus de Madrid con la finalidad de reunir a anunciantes y marcas para que destaparan sus miedos profesionales y pudieran compartir, simultáneamente en cinco salas, sus puntos de vista sobre la publicidad.
El 14 de noviembre fue la fecha escogida para una convocatoria convertida en toda una experiencia inmersiva titulada «Creatividad frente a la incertidumbre». La estructura estaba determinada por un mazo de cartas del tarot, las mismas que fijaban el orden de las salas por las que tenían que pasar agencias y anunciantes como Bankinter, BBVA, Diageo, El Corte Inglés, Google, Pikolin, Repsol, Vips, Wallapop o Cabify, entre otros.
Antes de que surgieran los debates sobre si la publicidad atrae al talento joven o si está ligada a la relevancia cultural, Gonzalo Figari, presidente del Club de Creativos, recordó que «aunque la incertidumbre nos hace pensar en lo que podemos perder; habría que pensar en lo que podemos ganar».
Con ayuda de Curro Palma, director general del c de c y basándose en el estudio Agency Scope 2024/2025 de Scopen, Figari destacó también cómo el Día A sería «una oportunidad única para conectar, reflexionar y redescubrir el valor de nuestra industria en tiempos de constante cambio«. Tras esta primera toma de contacto con la programación, IPMARK aterrizó en la sala Gran Vía.
«Cada vez importamos menos», se escuchaba en la charla entre agencias y anunciantes moderada por Anna Roca, directora general de Proximity y presidenta de APG Spain. De ahí, la conversación derivó hacia si la publicidad es o no cultura. «La publicidad bebe de la cultura, del arte, de la música, la literatura», comentaba Ana Torres, directora de publicidad, medios y marca del Grupo MásMóvil.
Por su parte, Isahac Oliver, chief creative officer y socio en &Rosàs, recordó con nostalgia esos tiempos en los que se hablaban y cantaban los anuncios y «todos querían ser publicitarios». En medio de estas intervenciones, con la presencia de anunciantes como Google, se admitió que antes el espectador se acordaba hasta de los anuncios malos porque había menos canales y ahora el gran reto es captar la atención ante un escenario lleno de posibilidades.
Publicidad informativa frente a la disruptiva y cultural
Juan García Escudero, desde su lado como creativo independiente, comentó que «hay que hacer cosas que no pasen desapercibidas y que generen comunidad». «Nos falta calle, nos falta valentía. Estamos haciendo publicidad informativa», respondía Ana Torres, de Grupo MasMóvil, quién comentó que se han intercambiado los roles y que el poder de la persuasión que décadas atrás era de la publicidad, ahora lo tiene el periodismo.
2o minutos cronometrados no fueron suficientes para que el pequeño grupo de anunciantes y agencias de la sala Gran Vía pudieran expresar todos los miedos que hay en el terreno publicitario. Según estos profesionales y partiendo de la base de que el público tiene cada vez más opciones, en la publicidad siempre hubo una obsesión por agradar a todo el mundo. Ante este problema, la gran mayoría acordó que cada vez hay más identidades, más sentimientos de pertenencia, hay que estudiar más y hacer selección de a quiénes se quiere impactar, aunque la renuncia cueste.
«La publicidad es una de las formas más difíciles de la cultura moderna», expresó en un momento dado Anna Roca, de Proximity, minutos previos a que en la sala Gran Vía se comentara que la marca debe buscar esa relevancia cultural debido a que tiene el propósito de tener un impacto cultural y trascender. Sin embargo, anunciantes y agencias concordaron en que antes a las personas les interesaba la publicidad como parte de su ADN cultural, pero ahora para muchas marcas es un comodity y se quedan sólo en contar el precio y las características del producto cuando las personas quieren lo mismo de hace décadas, que les cuenten una historia.
En un ejercicio de autocrítica se habló de lo importante que es definir el rol de marca en la cultura y tener la valentía de arriesgarse a lo disruptivo, aunque genere miedo. Se estimó que el 74% de lo que produce la industria es ignorado, pero se sigue haciendo. Por ello, la publicidad debe conseguir dejar atrás ese miedo al ruido y que sus clientes potenciales vivan verdaderamente una historia persuasiva.
Entre risas, opiniones diversas y experiencias propias, se dio por terminado el debate de la sala Gran Vía, mientras que en las otras salas (Atocha, Tirso, Sol y Chamberí), disertaban sobre las posiciones laborales, la labor de los CEO’s, las dificultades para retener el talento y atraer a los jóvenes al sector publicitario, la innovación y la incursión de la IA como una herramienta que optimiza el día a día, pero cuya creatividad sigue pilotada por los humanos creativos.