El debate sobre la ética de la data es algo que empezó ya hace algunos años, pero no fue hasta 2020, cuando Facebook pagó 550 millones de dólares para resolver una demanda de privacidad relacionada con las acusaciones sobre el manejo irresponsable de datos y las constantes violaciones de la privacidad de sus usuarios. Más de 50 millones de perfiles de la red social fueron recolectados para acabar configurando perfiles ideológicos que luego serían vitales para orquestar campañas políticas.
¿Quién nos iba a decir que una empresa de la envergadura de Facebook se iba a ver inmensa en estos tipos de acusaciones referente a la privacidad? Lo bien es cierto que esto hizo replantear muchas actividades digitales y más aún tener conciencia sobre el tipo de datos que se utilizan en campañas publicitarias.
Esto hizo que muchas organizaciones, se vieran cada vez más presionadas en proteger los datos de sus clientes y asegurarse de que se utilizan de forma responsable pero no solo eso, sino que se empezó a diseñar la forma en cómo se iban a usar dichos datos. La vigilancia digital y la tecnología han pasado al primer plano del debate llegando a interponer si es correcto usar ciertas plataformas que han estado relacionadas con los usos indebidos de la información personal del usuario, y aquí no hablo únicamente de Facebook, porque hay otras sanciones que se han puesto a gigantes de la industria como Google o Apple. Y la verdad es que después de analizar dichas empresas, vemos que aun así los usuarios seguimos usando dichas empresas, de hecho, la utilización de dichas aplicaciones o soluciones siguen creciendo año tras año.
Pero esto me hace reflexionar y ver cómo los volúmenes de datos están al alcance de la mano y la cantidad no hace más que aumentar. Actualmente se está poniendo en tela de juicio cómo hay gobiernos que usan dichos datos de usuarios con el pretexto de notificar contactos positivos de Covid y así evitar la propagación de la pandemia. ¿Pero realmente se usa esto de forma correcta? Pero, si el uso de estos datos lo usa una empresa y no un Gobierno entonces, ¿la ética es aceptable? Y aquí es donde entra la moralidad de si se usan los datos de forma correcta o no.
Esto me hace pensar cómo nos llegamos a comportar ante situaciones que nos pueden llegar a perjudicar directamente, llegando a dos conclusiones; o tenemos muy mala memoria, o nos conformamos demasiado pronto, porque da igual lo mal que lo haga Facebook con los datos personales o la polémica en la que se haya podido ver envuelta Google, porque vamos a seguir utilizando dichas empresas por encima de cualquier tipo de acusación que puedan sufrir. Al final es el reflejo de cómo nos comportamos como seres humanos; evidentemente todos queremos ser parte de algo, ya sea un grupo o movimiento afín, porque aun cuando surgió el movimiento social #deletefacebook –con el que se perseguía que todo usuario eliminase la aplicación- esto no hizo más que beneficiar a Facebook o sino por lo menos ayudó a que subiera en facturación.
Igualmente creo, que todas las empresas cada vez están más mentalizadas en tener directrices sobre la protección de datos porque ya no es solo cuestión de la negligencia o el uso indebido de los datos y las posibles sanciones que esto puede acarrear, sino que además esto puede hacer sobrepasar la línea de la ética y ver cómo una empresa pierde su propia reputación.
Texto de Mari Fulla, business director de Neo Media World Spain