Dejemos a un lado el precio. Los consumidores confían en marcas que no les defrauden. Marcas que les ofrezcan lo que realmente comunican. Hay que satisfacerles. Cumplir esas expectativas que tienen cuando compran un producto.
Es aquí donde el diseño de packaging cumple un papel determinante. Es la forma de comunicación directa que tiene la marca con el consumidor. Estamos ante la herramienta más importante de la estrategia. Es el vehículo para el mensaje que queremos que llegue al consumidor.
Las claves de un buen diseño de packaging pasan por la sencillez, hay que comunicar de forma directa, el consumidor tiene que acceder de una manera fácil a la información del producto; y la calidad, un buen envase trasmite la calidad del producto. Esto ayuda a generar confianza. A través del packaging se transmiten los valores y la filosofía de la marca.
Y lo que no debemos olvidar es que, además, debe ser honesto. No hay que hacer creer lo que no es. El consumidor tiene unas expectativas y hay que cumplirlas o superarlas. Defraudarle nunca.
En estos tiempos en los que los Social Media han transformado por completo la comunicación entre empresas y ciudadanos, entre marcas y clientes, la honestidad es una obligación.
Las marcas deben crear vínculos bien personales o emocionales que perduren. La comunicación hoy exige buscar nuevos territorios de contenidos con los que conectar con los consumidores. El proceso de diseño del packaging debe incidir en la creación de un valor hecho a medida.
Los consumidores deben ser capaces de reconocer y conocer las marcas. Solo si somos capaces de crear historias, de verdad, lo conseguiremos.