El Gobierno aprobó el 9 de enero el proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, cuya tramitación no fue finalizada en la anterior legislatura debido a la disolución de las Cortes Generales.
La norma tiene por objetivo fomentar la utilización eficiente de los alimentos. La principal prioridad será el consumo humano y, si no es posible, se destinarán a la alimentación animal o a fines energéticos.
La ley incluye la obligación, por parte del sector productor o el de la distribución, de donar los excedentes que estén en condiciones de consumo. Las tiendas de alimentación de más de 1.300 metros tendrán que contar con acuerdos con bancos de alimentos u organizaciones no gubernamentales para donar los alimentos que puedan ser aprovechados. Por su parte, los restaurantes deberán ofrecer al cliente la posibilidad de llevarse en envases la comida o la bebida que no haya consumido.
El proyecto de ley contempla también la transformación de algunos alimentos en otros productos como cremas o mermeladas. Si ya no son aptos para el consumo humano, se emplearán, en este orden, para la alimentación animal, subproductos en otra industria o la obtención de compost o biocombustibles.
A destacar
La startup que salva frutas y verduras ecológicas imperfectas, Bene Bono, ha analizado los puntos clave que marcarán esta normativa. “Con este proyecto de ley, España se dota de un marco legal para prevenir pérdidas y controlar el desperdicio alimentario y contribuir a mitigar estos números”.
- Productos imperfectos. La ley contempla que se incentive la comercialización de productos con fechas de caducidad próximas o de consumo preferente. Además, incluye la venta de productos imperfectos, de temporada y ecológicos.
- Prevención de pérdidas y despilfarro. La prioridad es el consumo humano, incluye puntos para que los agentes del sector ayuden a ese objetivo como, por ejemplo, que la hostelería facilite al cliente la posibilidad de llevarse los productos que no ha consumido.
- Optimización del trabajo y recursos naturales. Un punto de la norma pone el foco en la conservación de los recursos naturales, así como el aprovechamiento de las prácticas tanto de producción, como planificación y comercialización.
- Concienciación. La ley pretende sensibilizar a la sociedad de la importancia que tiene el desperdicio alimentario, con el fin de reducir las cifras y que las prácticas sean más correctas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha comunicado que se desperdician a nivel global un 30% de los alimentos que se producen. En el caso de los hogares españoles, el desperdicio fue de 1.170 millones de kilos o litros en 2022, unos 65,5 kilos por adulto al año. Respecto al periodo previo de la pandemia, los datos han mejorado, pero la ley pretende seguir avanzando en esa dirección, para reducir la cifra.
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