¿Cabeza de ratón? ¡No, gracias!

El individualismo exacerbado que practicamos mayoritariamente los españoles en el terreno del diseño profesional no sólo no nos aporta nada

El individualismo exacerbado que practicamos mayoritariamente los españoles en el terreno del diseño profesional no sólo no nos aporta nada bueno, sino que nos conduce directamente hacia un callejón sin salida de la mano de una progresiva pérdida de competitividad.

Efectivamente, parece que nos enorgullecemos de ser insignificantes cabezas de ratón mientras despreciamos cualquier oportunidad de convertirnos en influyentes y poderosas colas de león. Y encima hacemos gala de nuestra estrechez de miras a la menor ocasión que se nos brinda. No creo que lleguemos muy lejos con una actitud tan poco ambiciosa. Es más, pienso que, si no aprendemos a colaborar y a pensar a lo grande, quizá tengamos serios problemas de viabilidad más pronto que tarde.

En este sentido coincido plenamente con las opiniones vertidas por el gran Luis Bassat en su artículo “El individualismo español”, publicado recientemente en Actualidad Económica. En él Bassat se lamenta de que “tenemos miles y miles de pequeños empresarios propietarios, pero muy pocos reyes de la selva”, y explica que “estamos muy lejos de que la mayoría de españoles comprendan que la unión hace la fuerza y que, si no somos fuertes, acabaremos derrotados por nuestra competencia”.

Nada más cierto, en mi modesta opinión. El panorama que dibuja el presidente fundador de Grupo Bassat Ogilvy me parece muy acertado, precisamente por la sensación de desolación que transmite, y viene a corroborar mi experiencia diaria en la jungla del diseño y la comunicación, una jungla cada vez más poblada y anárquica, en el sentido de que a día de hoy prácticamente no existen reyes que pongan orden. Y lo peor es que, en lugar de ser conscientes de ello, las innumerables cabezas de ratón que sobrevivimos como podemos en esta jungla desalmada nos dedicamos a competir entre nosotros para conseguir insignificantes migajas, mientras permitimos que otros, en muchos casos multinacionales extranjeras, se lleven el queso entero.

Por lo tanto yo también estoy firmemente convencido de que la unión hace la fuerza y de que es necesario crear más colas de león frente a tanta cabeza de ratón. En otras palabras, necesitamos cooperar entre nosotros para conseguir: a) hacer frente con contundencia a la competencia desleal que suponen miles y miles de estructuras mínimas, estudios pequeños y mal preparados que, entre otras barbaridades, suelen anteponer el presupuesto a la calidad; y b) crear empresas de diseño grandes, sólidas y autóctonas que nos permitan competir en los principales mercados mundiales del diseño y la comunicación.

Está claro, pues, que la situación actual no nos conduce a ningún sitio. En primer lugar, porque los clientes necesitan apoyarse cada vez más en estructuras fuertemente consolidadas y con suficiente envergadura para obtener de ellas un servicio global y que, además, les asesoren en calidad de lo que últimamente convenimos en denominar consultoría en diseño e imagen. Y en segundo lugar, porque sólo así conseguiremos ganar la batalla a ese amplio subsector que yo denomino seudo-profesional por considerar que no compite limpiamente, sino simplemente a base de reventar los precios.

Francamente, entre cabeza de ratón o cola de león, escojo sin duda ser lo segundo, e invito a mis compañeros de profesión a reflexionar sobre ello con calma y seriedad. G

(*) Josep Maria Garrofé es director de JMG/Garrofé Disseny.