Cada vez son más las compañías que notan la mayor presión que ejerce el mundo financiero y, en particular, los inversores, para adoptar políticas ESG en su seno. El último caso ha sido BP, que en su última reunión con inversores, fue testigo de cómo parte de sus accionistas aplaudían a los protestantes que entraron en la última reunión con inversores para pedir a la firma petrolífera que tomara responsabilidades por su papel en la crisis climática actual.
En la última reunión con inversores de BP, al menos cuatro personas procedentes del grupo Fossil Free London fueron sacadas a la fuerza poco tiempo después de comenzar su discurso el presidente de la compañía, Helge Lund. Los protestantes interrumpieron la intervención de Lund exigiendo a la petrolera que tomara responsabilidades por su papel en la crisis climática.
La sorpresa llegó cuando varios de los inversores presentes aplaudieron a los arrestados, reflejo del desacuerdo que existe en una parte de los accionistas de BP ante la reciente decisión de la compañía de reducir parte de sus compromisos climáticos adquiridos.
El enfado de los inversores también se evidenció con el porcentaje de aquellos que votaron en contra de reelegir un año más a Helge Lund como presidente. En 2023, un 10% votó en contra ante la decisión de debilitar sus políticas climáticas frente al 3% de 2022.
Desde 2019, en su informe BP Energy Look, la compañía viene anunciando la necesidad de continuar invirtiendo en nuevas reservas de petróleo para satisfacer la demanda de esta fuente de energía en 2040, a pesar de los efectos que ya se dejan ver en el clima y los problemas de salud que afrontan los empleados en algunas zonas como el sur de Iraq, por la quema de gases de sus pozos petrolíferos.