Estos días le sigo los pasos a un personaje que, desde fuera, parece haber entendido que este es su gran momento, su oportunidad, y se apresta para hacer cruzar sus tropas por el proceloso Rubicón de las finanzas internacionales. Si a Emilio Botín le preguntaran sobre esta coyuntura, es posible que la expresión de su rostro traicionara el significado de sus palabras. Se lo tiene que estar pasando de bigote, pues lo normal es que cuando se proceda al recuento de bajas, él habite la zona noble de los cuarteles generales entre los tres o cuatro primeros banqueros de este convulso mundo.
La crisis pasará factura, pero al igual que tras la matanza de París, Dios reconoció a los suyos (esperemos), ahora bendecirá a todos los que hayan sabido desarrollar su trabajo buscando la excelencia, el servicio y las mejores soluciones para los que más lo necesitan.
Es duro, pero los mejores resultados evolutivos se han cimentado sobre los grandes cambios y tragedias medioambientales.
Ahora, que en los EE. UU. hay una corriente creacionista absurda y medieval, Darwin se reivindica como el paradigma: adaptarse o morir. Que cada uno elija su opción y al que Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.
Juan Manuel Beltrán es director de compra de Mediacom.
