Amazon acaba de anunciar que los usuarios de Alexa podrán controlar su privacidad mediante una orden de voz. Con toda seguridad esta decisión ha sido motivada por los recientes escándalos de vulneración de la privacidad por parte de los empleados de Amazon, que se venían a sumar a diversas anécdotas aisladas pero de interesante calado entre los usuarios de asistentes de voz.
“Alexa, borra todo lo que he dicho hoy”, será la orden con la que los poseedores del asistente virtual de Amazon controlarán qué información puede conservar el gigante del e-commerce. Ya era posible borrar el historial de grabaciones de dispositivos como Echo, la novedad radica en la sencillez que ahora adquiere esta acción. Atendamos a que, en términos generales, los asistentes de voz son aún una incógnita a todos los niveles: muchos son los usuarios que desconocen cómo operar con ellos para sacar el máximo rendimiento.
La privacidad es una de las principales preocupaciones en Internet. Tanto es así que, según datos del informe Sociedad Digital en España 2018, para cerca del 83% de la población la privacidad de sus datos es muy importante. Si hablamos de asistentes virtuales, y según el Informe de Voz 2019 de Microsoft, el 41% de los usuarios de esta tecnología aseguran estar preocupados por la privacidad, siendo sus inquietudes principales la falta de confidencialidad de los datos y la escucha pasiva.
Google y Amazon –los dos grandes en lucha por ganar la carrera de la voz- lo saben. Por eso se esfuerzan en hacer ver a sus usuarios que se preocupan por la privacidad. Sin embargo, es evidente que estos dispositivos viven gracias a que recaban información del usuario día a día. Si no se les permite registrar las preguntas o datos que los consumidores facilitan, no podrán llegar jamás a comprender al usuario y, por tanto, brindarles la asistencia personalizada que prometen. No perdamos de vista que se trata de una tecnología de Inteligencia Artificial que aprende mediante las interacciones con el usuario.
El debate sobre la privacidad en Internet es extenso y lleva muchos años en el candelero. Nada nuevo bajo el sol, excepto por el hecho de que los asistentes de voz generan una nueva realidad: registran lo que decimos y, muchas veces, sin que se les haya interpelado directamente. Es decir, que dispositivos como Echo o Google Home están siempre a la escucha y pueden comenzar a grabar en cualquier momento, queremos creer que por error. Ya existen anécdotas de diverso calado que evidencian este hecho. Y no sólo eso, sino que cualquier persona con acceso a dispositivos ajenos dotados con asistentes de voz pueden obtener información del legítimo dueño, solo con preguntar.
Lo cierto es que asusta. El usuario se asusta. El consumidor se asusta. El éxito -tanto de los asistentes de voz y smart speakers en sí mismos, como de las acciones de marketing realizadas a través de ellos- depende, una vez más, de lo dispuesto que el usuario esté a renunciar a su privacidad. No parece difícil, ya ha ocurrido antes. El factor de la conveniencia en cada usuario será el que decida hacia qué lado se inclina la balanza. Y por lo mucho que prometen los asistentes de voz, vaticino un elevado grado de conveniencia. No creo que debamos estar preocupados.
Texto: Claudia Pascual, client success supervisor en Kanlli.
Puedes ampliar información sobre privacidad en asistentes de voz en el blog de Kanlli.