La armonía entre el comercio y el arte

La única vía es encontrar la armonía entre comercio y arte. Esa conjunción es la que se da, y con

La única vía es encontrar la armonía entre comercio y arte. Esa conjunción es la que se da, y con creces, en noitulovE (Evolution), la campaña de AMV BBDO para Guinness que se alzó con el Grand Prix de Film. Dirigido por Daniel Kleinman y realizado por Framestore CFC, noitulovE muestra la teoría de la evolución desde el prisma de Guinnes, o lo que es lo mismo, el desarrollo de la humanidad hasta alcanzar la cota máxima de placer, una pinta bien reposada de la más famosa cerveza irlandesa.

El spot comienza en un pub en el que tres hombres se disponen a probar por primera vez el sabor de Guinness. Acto seguido, y con el sonido de la canción Rhythm of life (Sweet Charity) de fondo, los tres protagonistas inician un viaje hacia atrás en el tiempo en el que recorren toda la cadena de la evolución hasta llegar a la forma más simple de vida sobre el planeta. “Las cosas buenas llegan a aquellos que saben esperar” es el eslogan que cierra el spot.

noitulovE tuvo dos serias contrincantes en su lucha por conseguir el Grand Prix: Big Ad, de George Patterson Y&R Australia para Foster’s, y Balls, de Fallon London para Bravia-Sony, la favorita de Droga, según reconoció abiertamente él mismo. También se comentó que Chorus e Impossible Dream, de Wieden+Kennedy para Honda, estaban en la terna final, pero el león de mayor tamaño se disputó únicamente entre tres.

La campaña vencedora tampoco era la favorita de Carlos Holemans, el jurado español de Film, que prefería Big Ad, una espectacular producción en la que centenares de figurantes acaban formando la imagen de una cerveza Foster’s. Para Holemans, el Grand Prix se lo merecía, en cualquier caso, una de las dos marcas de cerveza y no tanto la película de Sony (Balls), en la que el jurado español ve, a pesar de contar con un magnífico concepto, demasiada primacía de los efectos estéticos.

Sobre el anuncio ganador del Grand Prix, Holemans señala que se trata de una pieza extraordinaria. “La idea es soberbia, fruto de un briefing muy riguroso, y al mismo tiempo es un espectáculo visual, señala Holemans. Cuenta perfectamente lo qué es Guinness: una cerveza negra que requiere tiempo para que se asiente, para que suba su espuma. Esta pieza es una paso de gigante dentro del lenguaje publicitario”.

Holemans también destaca que Guinness es una marca cargada de razones para merecer el Grand Prix, dada su impecable trayectoria publicitaria. “Cuando los candidatos a Grand Prix se la juegan por motivos muy sutiles, explica, esa es una razón de peso. Guinness nos ha deleitado durante los últimos 20 años con una gran publicidad y tarde o temprano le tenía que llegar la recompensa”.

Sobre las dos piezas de Honda, el jurado español admite que son dos trabajos extraordinarios. “Han sido oro de forma indiscutible pero ninguna de ellas estaba entre las favoritas para Grand Prix”.

Tanto la ganadora como las finalistas formaban parte del grupo de cinco o seis anuncios sobre los que cada año se hace campaña como futuros aspirantes a Grand Prix en el Festival de Cannes, explica Holemans. “Eso es algo que el mercado anglosajón hace muy bien. Tienen una maquinaria muy potente para vendernos durante todo el año la idea de que entre esas películas va a estar la ganadora del Gran Premio de Cannes. Y lo consiguen, porque esas películas casi siempre consiguen ser las candidatas”.