El reto de la medición. Los enormes cambios que vivimos en los medios deben encontrar respuesta en la medición de audiencias, que se enfrenta posiblemente al mayor reto de su historia. Desde el abaratamiento de la banda ancha, el 4G, los smartphones, las tabletas y la smart TV, Internet difícilmente puede seguir considerándose como un nuevo medio, sino como el gran canal donde conviven todos los medios de comunicación al lado de los de más reciente aparición, como las redes sociales, blogs, y un largo etcétera. Las interrelaciones y el consumo compartido de medios complican hasta extremos insospechados hace pocos años la investigación y análisis de los medios.
Lo más positivo ante este complicado panorama es la enorme abundancia de información que puede estar disponible, eso que los más avanzados denominan big data. Y, sobre todo, la existencia en España de una asociación que integra a todo el sector, la AIMC, que debe ser el aglutinador de todos los esfuerzos para que las investigaciones sean lo más fiables posible, los costes sean asumibles al repartirse entre todas las partes interesadas, y los resultados sean asumidos por toda la industria. La reciente celebración del encuentro internacional de la AIMC sobre la medición integral de audiencias es relevante, por más que, al menos por el momento, quizá abra más interrogantes que aportase respuestas concretas. En la parte negativa, los incomprensibles movimientos de los últimos tiempos de algunos actores implicados de gran importancia, como la salida de Mediaset de la AIMC y las amenazas de la dirección de RTVE sobre si RNE podría emprender el mismo camino.
Revolución en las ondas. Los fósforos han demostrado su pasión, pues hacía muchos años (¿desde Luis del Olmo?) que un fichaje no provocaba una conmoción similar en las ondas. Carlos Herrera ha arrastrado en torno a un millón de oyentes hacia la Cope, que duplica su audiencia y adelanta a Onda Cero. El fichaje de la mayor parte del equipo deportivo de la Cadena Ser no había logrado resultados espectaculares, algo quizá previsible por la lejanía ideológica de ambas cadenas, aunque solo hablasen de fútbol. Pero Herrera encaja como un guante en la Cope, y quizá hasta se encuentre más cómodo que en su casa anterior.
Pataleta. En cuanto a la tele, no deja de ser gracioso el mosqueo del grupo Prisa por las recientes adjudicaciones de canales privados a Mediaset y Antena 3TV, teniendo en cuenta que no hace tanto vendió su propio canal, Cuatro, al grupo de Berlusconi. Aunque es cierto que la pluralidad de oferta televisiva en España es penosa, con toda la audiencia e inversión publicitaria concentrada en los dos grupos. Fuera de ellos, solo quedan algunos extrañísimos compañeros de cama, como 13TV emitiendo por televisión el debate digital de El País, de la mano de Urdaci y con una sobreimpresión casi permanente con una encuesta telefónica en directo preguntando si el ausente Rajoy debía seguir siendo presidente del gobierno. Salió que sí, por supuesto.
Misma historia, en dibujos animados. ¿Cuándo se ha tenido un gran y merecido éxito con una campaña puede repetirse al año siguiente contando la misma historia con dibujos animados? Reconozco que el remake de Lotería de Navidad está muy bien realizado pero con todo el dinero que se han gastado, ¿no podían haber contratado también a un guionista o un copy con ideas nuevas, aunque fuera free-lance?
Fernando Montañés