BeReal ha sido la primera plataforma en alzar la mano. Esta aplicación o app de origen francés está en la segunda posición de las aplicaciones gratuitas más populares en App Store y en la posición 30 de Google Play, por encima de Netflix, Duolingo, Booking, Glovo o Uber.
La aplicación se lanzó en 2020, pero no fue hasta el 1 de enero de 2022 cuando empezó a despegar. Sus MAU (usuarios activos mensuales) han crecido un 315 % y, según la compañía, sus descargas suman 7,67 millones. Pero para Lalueza, la competencia de BeReal no es una amenaza tan fuerte como la de TikTok. «No creo que BeReal se convierta en un futuro Instagram, pues son conceptos diferentes y en cuanto pase su novedad perderá vigencia», indica.
Poparazzi
La propuesta de esta aplicación es diferente y arriesgada. Con un perfil similar al de Instagram, en Poparazzi solo pueden subir las fotos los amigos de la persona. Inspirada en Tuenti, esta red tiene reglas: solo se pueden subir imágenes de personas que estén registradas en la aplicación. Además, solo se pueden subir fotos de aquellos en cuya lista de amigos nos encontramos. Si queremos subir una foto de alguien que no nos tiene en su lista, el protagonista de la imagen recibirá una notificación y tendrá que aceptar la foto a priori. Otro aspecto clave para no acabar troleado es que en cualquier momento se puede solicitar que se elimine una imagen que aparezca en el perfil, así como bloquear a otra persona para que no pueda subir fotos nuestras.
Sin innovaciones
Con el auge de TikTok y sus vídeos de treinta segundos, la aplicación de Mark Zuckerberg añadió el concepto de reels. Por eso, no es de extrañar que, ahora, Instagram quiera añadir algo de BeReal a su paraguas de aplicación para todo tipo de contenidos visuales, advierte Ferran Lalueza.
De hecho, Instagram estaría desarrollando una función –IG Candid Challenges– cuyo funcionamiento es similar al de BeReal: el usuario recibirá una notificación y tendrá dos minutos para publicar una foto, sin filtros. La hora será aleatoria cada día, precisamente para evitar que se puedan preparar los contenidos y fomentar así la naturalidad, ese bien que tanto echamos de menos en Instagram.