Esta frase de Rosa Oriol, una de las protagonistas esenciales de la saga Tous, resume, para Anaïs Durand, el éxito de una marca de orígenes humildes que cumple sus primeros 100 años convertida en un referente del lujo asequible. Porque, quizás, el mayor éxito de esta conocida empresa familiar haya sido acercar la joyería a la gente y convertirla en parte de su día a día. Eso y, claro está, “fabricar” uno de los grandes iconos pop de los últimos tiempos. Un osito “al que habría que poner un monumento”.
Ahora, cuando la cuarta generación Tous entra en el negocio y la marca tiene presencia en más de 50 países, Anaïs Durand, su responsable de marketing y comunicación desde 2016, recuerda el impacto que le causó conocer la historia de la compañía, “ver cómo una empresa que empezó hace 100 años con un taller de relojería ha llegado a ser lo que es”. Y cómo ha conservado valores familiares. En especial, el propósito de perdurabilidad. “Tous es pasión por el cliente, creatividad, globalidad, compromiso y trabajo en equipo. Built to last, afirma.
¿En qué liga compite exactamente Tous? ¿Opina, como se ha mantenido en alguna ocasión, que la marca vino a democratizar la alta joyería?
Ese fue, sin duda, uno de los grandes éxitos de Tous, el acercar la joyería a la gente y convertirla en parte de su día a día. Nuestra misión, por la que trabajamos cada día, es que la marca sea querida alrededor del mundo por ofrecer joyas y accesorios que acompañan en cada momento de la vida y ser, a la vez, una marca ilusionante, que genera valor gracias a la calidad, pasión y espíritu de servicio de todas las personas que la forman.
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