A través de la misma se accede a objetos (juguetes, ropa, cochecitos de niños, etc.) de otros padres miembros de Zwaggle sin ningún intercambio monetario. Cada vez que se envía un objeto a otro miembro se consiguen puntos (zoints) y estos se utilizan para conseguir artículos de otros miembros. Además, se puede donar cualquier objeto a un número importante de ONG que trabajan fundamentalmente con niños.
A esta combinación de alquilar-compartir y cuidado del medio ambiente se le puede añadir otro componente más emocional pero no menos determinante a la hora de explicar el comportamiento: la gratificación personal. El acto de compra de ropa es uno de los más gratificantes para la mayoría de las personas, y algunas cadenas de moda, como Filippa K en Suecia, han combinado este sentido de bienestar con el ahorro y la ecología. En su tienda de segunda mano (Second Hand en Estocolmo) se aúnan estos intereses y el objetivo es que los compradores sientan que, además de comprarse la ropa que les gusta, están contribuyendo a su ahorro personal y al de los recursos naturales. Otro fenómeno en auge en el mundo de la moda es el vintage (tiendas de segunda mano que venden ropa y complementos de hace varias décadas y que vuelven a estar de moda) que gana adeptos al combinar los valores de ahorro y anti-consumismo.
La próxima vez que vaya a comprar un juguete a sus hijos hágase la pregunta ¿no sería más razonable y ecológico alquilarlo?