Los ciudadanos tienen una percepción más sólida de realidad monetaria que en los pasados meses. Los ocupados que consideran que tienen muchas o bastantes posibilidades de perder su empleo en lo que queda de año ha descendido de los 2.700.000 (abril/mayo) a menos de 2.000.000.
Como resultado las previsiones sobre los ingresos personales han mejorado. En el pasado febrero casi el 20% de los encuestados pensaban que podían descender. En mayo ese porcentaje se ha rebajado hasta llegar al 13,4%.
Cada vez toma más cuerpo, además, la idea de que es un momento en el que hay oportunidades para invertir si se dispone de liquidez (50,2%) y desciende la prevención a correr riesgos económicos (37,1%). Hay un grupo minoritario (6% de los encuestados) que ha aprovechado para invertir en este periodo y que ya contempla la crisis como una oportunidad.
Por último, el Índice se refiere a la deflación de los últimos meses como un fenómeno que va a cambiar las reglas de juego del mercado de cara al futuro. El descenso de los precios, muy acusado en algunos sectores, ha permitido a los consumidores percibir un ajuste entre el valor real de las cosas y lo que se paga por ellas. En la sociedad está cristalizando la opinión de que muchos bienes están ahora en su precio o incluso por debajo, de donde se deduce que hay grandes oportunidades. Este será el resorte que permita la recuperación de la demanda en algunos sectores, a condición de que se mantengan los precios en sus niveles actuales. A partir de ahora los consumidores castigarán a las marcas que eleven los precios por lo que se espera que la competencia en precios se mantendrá. Esta será una de las consecuencias más importantes de esta crisis.