Consumidores tecnófobos. ¿Nuevo nicho de mercado?

¿Hemos saturado a la gente con tanta tecnología que ahora está de moda rebelarse e ignorarla? Aumenta el número de

tecnofobia

¿Hemos saturado a la gente con tanta tecnología que ahora está de moda rebelarse e ignorarla? Aumenta el número de consumidores tecnófobos y despectivos hacia los dispositivos móviles y las marcas que difunden contenidos a través de ellos. Anunciantes y marketinianos tendrán que lidiar con una audiencia crecientemente hostil. El ad-blocking se extiende por obra y gracia de una generación neo-ludista. Una inquietante posibilidad sobre la que ahondan los expertos de Hotwire en el siguiente artículo.

Aunque hay muchos early adopters ahí fuera peleándose por tener entre sus manos el último modelo de smartwatch o iPhone, hay un grupo de chavales trabajando para ‘matar’ la tecnología entre todos. Bienvenidos a la era del Neo-Ludismo. Han llegado para asegurase de que desconectas.

Háblale a mi mano, el teléfono no está escuchando

Muchos de nosotros no estamos contentos, o nos mostramos ambivalentes o un poco irritados con la aparición de anuncios en nuestras apps móviles, vídeos de Youtube o búsquedas web. Pero en general aceptamos que es un pacto implícito entre nosotros y la web. Podemos acceder a contenido gratis y a cambio, las marcas pueden hacernos ver anuncios un rato.

Sin embargo hay un número cada vez mayor de personas que quieren coger ese contrato virtual, quemarlo y bailar sobre sus cenizas. Serían muy felices pagando a cambio de deshacerse de todos los anuncios de su experiencia online. El ad blocking, como es conocido, está más extendido que nunca. Y es más, no son un grupo de managers de tecnología de cuarenta y tantos quienes lo hacen. Los jóvenes de entre 18 y 25 años forman la mayoría demográfica de los tecnófobos que buscan bloquear los anuncios no solicitados.

El ad-blocking está destinado a continuar creciendo y las nuevas generaciones anunciantes y profesionales del marketing van a tener que enfrentarse a una audiencia mucho más hostil cuando se trate de distribuir contenido no bienvenido. Pero esto no acaba aquí, hay un trasfondo de gente queriendo desconectar todo a la vez.

¡Yo no estoy en Facebook

La gente necesita un lugar para reunirse y compartir sus experiencias. Los amantes de los móviles tienen el MWC, los de gadgets el CES y los tecnófobos militantes tienen retiradas de desintoxicación digital. No contentos con bloquear contenido en sus teléfonos, los anti-techies se retiran a las colinas a meditar, beber zumos y disfrutar con el hecho de estar en un evento en el que la tecnología brilla por su ausencia.

Y no es una moda pasajera. Estamos hablando de un nuevo modelo de negocio de éxito en Estados Unidos, donde la gente puede reservar una variedad de diferentes desintoxicaciones y retiros. Decir “Oh, yo no estoy en Facebook” o “Solo tengo un teléfono para hacer llamadas”se ha convertido en una declaración de principios. ¿Hemos saturado a la gente con tanta tecnología que ahora está de moda rebelarse e ignorarla?
Puede. Los profesionales más astutos del marketing harían bien en incrementar las conexiones humanas y emocionales de sus marcas en lugar de invertir prioritariamente en innovación tecnológica.

Tecnofobía, una nueva oportunidad de negocio

Un nuevo enfoque en tecnología wearable. ¡La tecnología anti-tech! Esto es, objetos de moda que te pueden ayudar a desconectar.

¿Qué tal un vestido que corte la comunicación con el móvil de tal forma que puedas interactuar con gente real? ¿Y una camiseta que desconecte tu whatsapp?

Aunque es improbable que veamos miles de personas caminar por las calles con sus cazadoras anti-tecnológicas, veremos un número creciente de personas cada vez más despectivas hacia las nuevas tecnologías y las marcas que generen contenido no deseado a través de sus nuevos dispositivos.

Atención: la generación tecnófoba seguirá creciendo en 2015 y esto, combinado con un creciente sentido de la privacidad en la web, puede comenzar a impulsar nuevas oportunidades de negocio alrededor de la tecnofobía.