El panorama es grave, muy delicado, como ha reconocido por fin, a trancas y barrancas, el propio Gobierno. Así lo confirman el aumento de las cifras de parados, y las noticias recientes que llegan de sectores como las líneas aéreas o la automoción.
Como ha ocurrido en otras crisis pasadas, el sector de la comunicación ha sido, y sigue siendo uno de los especialmente sensibles ante estas situaciones. En cierta manera parece lógico, aunque siempre se haya dicho que esos son los momentos en los que las empresas debieran invertir más para asegurarse una mejor posición competitiva. De hecho el sector de medios no sólo se encuentra en una profunda ralentización, sino que se ha instalado en una grave recesión.
La inversión publicitaria en medios convencionales, al fin y al cabo reflejo fiel de la actividad en el sector, creció un -6,5 % durante el primer semestre del año, según Infoadex. El crecimiento negativo durante el mismo periodo habría sido del 10,1 %, según i2p, Arce media. Ya no se salva ni la televisión. Y aquí no termina todo. Los grupos de medios que cotizan en Bolsa han perdido lo que no está escrito de enero a julio. Una media del 51,4%.
No quiero ser catastrofista, pero así están las cosas. Queda el consuelo de que no hay mal que por bien no venga. Cuándo, tampoco lo sabemos. carbajo@ipmark.com